El experimento como esencia
Por eso Montaigne, que inventó el género y lo llevó a sus más altas cotas de perfección, denomina “ensayos” a cada uno de los tanteos reflexivos de la realidad huidiza que le ocupan. Son experimentos literarios, autobiográficos, filosóficos y eruditos que nunca pretenden establecer suficientemente y agotar un campo de estudio, sino más bien por el contrario desbordarlo, romper sus costuras, convertirlo en estación de tránsito hacia otros que parecen remotos. “El ensayo es la teoría menos la prueba”, dejó escrito el francés.
Es característica del ensayo, apunta Savater en la introducción de la obra El arte de ensayar, la presencia más o menos explícita del sujeto que lo escribe entreverada en sus razonamientos. En el ensayo, el conocimiento y, sobre todo, la búsqueda de conocimiento tienen siempre voz personal. También en este punto difiere del tratado.
Partiendo de estas consideraciones, Fernando Savater, catedrático de Filosofía, novelista, dramaturgo y, por supuesto, ensayista insigne, seleccionó de modo muy personal, “con atrevimiento y con dificultad”, una serie de textos de grandes pensadores para una colección dedicada al ensayo contemporáneo.
La serie, cuyos artículos introductorios ven ahora la luz bajo el titulo El arte de ensayar. Pensadores imprescindibles del siglo XX se proponía ilustrar “la complejidad borrosa que alcanza el género en la actualidad”, y hacerlo a través de un puñado de obras de muy variado asunto -lingüistico, filosófico, antropológico, científico, literario, etc.- . Es denominador común de cada una de ellas el no representar la última palabra sobre los temas tratados, sino la primera de una nueva forma de enfocar cuestiones esenciales de nuestra época.
Algunos ejemplos
Del sentimiento trágico de la vida habla Unamuno, como lo hace Hannah Arendt de la condición humana o Albert Camus sobre el hombre rebelde. Pero además, y en este muestrario-selección de pensadores sobre los que gravita una parte esencial del pensamiento de todo un siglo, surgen los nombres de Sartre, de Max Weber, de Russell, de Adorno, de Sigmund Freud, de Lévi-Strauss, Octavio Paz, María Zambrano, Canetti, Raymond Aron o, entre otros gigantes de la reflexión, el japonés Yukio Mishima.
En las breves piezas que introducen a cada uno de los autores deja Savater pinceladas que incitan a la lectura de cada una de las obras y autores contenidos en este libro aparentemente liviano, pero hondo también y estimulante. Transmite al tiempo esta lectura el entusiasmo del que está descubriendo y la erudición del conocedor profundo.
Leemos, por ejemplo, Miguel de Unamuno fue muchas cosas en su vida: filólogo, filósofo, novelista, dramaturgo, poeta, rector de universidad, agitador político… pero su única y verdadera vocación, la que practicó con entusiasmo desde sus escritos juveniles hasta el fin de sus días, fue la de hereje.
Así hasta 25
O, al introducir a Weber: Sabemos que el método científico es un instrumento insuperable para adquirir conocimiento y -a partir de él- relativo control de los fenómenos naturales. Por tanto, parece una tentación justificada establecer que es el modo más adecuado de entender y entendérnoslas con cualquier tipo de realidad, incluso aquellas que no pertenecer al ámbito de la naturaleza, sino al de la sociedad… Pero una cosa es vérselas con los objetos, cuyas características y propiedades pertenecen a la exterioridad, pudiendo ser inventadas desde fuera, y otra distinta tratar de comprender sujetos, los cuales además de características y propiedades “objetivas” tienen también deseos, proyectos, sentimientos, apegos o rechazos pertenecientes a la subjetividad.
O la definición que de Ortega y Gasset hizo Octavio Paz: Fue un verdadero ensayista, tal vez el más grande de nuestra lengua: es decir, fue un maestro de un género que no tolera las simplificaciones de la sinopsis. El ensayista tiene que ser diverso, penetrante, agudo, novedoso y dominar el arte difícil de los puntos suspensivos. No agota su tema, no completa ni sistematiza: explora”.
Así lo hacen los 25 pensadores elegidos por Fernando Savater. En cada uno de los textos comentados anidan más preguntas que respuestas y con ello, y fieles al concepto de ensayo, se abren para el lector apasionantes ventanas; atrevidos mundos de reflexión clarividentes y desconocidos.
El arte de ensayar
Pensadores imprescindibles del siglo XX
Fernando Savater
Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores