Para todos
Weinberg logra hacer inteligible lo complejo y hacerlo para personas alejadas de la materia científica que aborda. A través de su visión sobre el origen y la evolución de la ciencia moderna logra que comprendamos mejor el mundo que nos rodea.
De su mano emprendemos un largo viaje que nos conduce a través de los siglos desde la antigua Mileto hasta el Bagdad medieval y Oxford, desde la Academia de Platón y el Museo de Alejandría hasta la escuela de la Catedral de Chartres y la Sociedad Real de Londres.
En un tono no exento de humor, el autor nos traslada a la mente de los científicos de la Antigüedad y la Edad Media para mostrarnos cómo ellos no sólo no entendían lo que nosotros ya entendemos del mundo; en realidad, tampoco sabían qué era lo que había que entender ni, por supuesto, cómo entenderlo.
Sin embargo defiende con insistencia, a raíz de la lucha por resolver misterios como el movimiento de los planetas y la subida y bajada de las mareas, emergió finalmente la disciplina de la ciencia moderna, con sus objetivos y sus métodos.
Cruce de saberes
Weinberg examina los enfrentamientos y las colaboraciones que a lo largo de ese tortuoso pero fascinante camino se dieron entre la ciencia histórica y otros ámbitos del conocimiento relacionados con la religión, la tecnología, las matemáticas, la filosofía y la poesía.
Como señala el autor en el prefacio de su obra, «al relatar esta historia, me acerqué al pantanoso terreno que casi siempre evitan nuestros historiadores contemporáneos: juzgar el pasado con los criterios del presente. Se trata de una historia irreverente; no soy reacio a criticar los métodos y teorías del pasado desde un punto de vista actual. Incluso me ha proporcionado cierta satisfacción descubrir unos cuantos errores cometidos por héroes científicos que nunca he visto mencionar a los historiadores».
Transgresor
Así es. Con el objetivo de que comprendamos, Weinberg no elude temas ni deja en el tintero aquello que ha permanecido como «dogma de fe» durante siglos.
«Aunque la ciencia nada tiene que decir en un sentido o en otro de la existencia de Dios ni de la posibilidad de la vida después de la muerte, su meta es encontrar explicaciones a los fenómenos naturales que son puramente naturalistas. La ciencia es acumulativa; cada nueva teoría incorpora las teorías anteriores válidas como aproximaciones, e incluso explica por qué esas aproximaciones funcionan».
El recorrido por el que Weinberg nos guía y el modo de conducirnos provoca que salgamos de este libro con una visión más clara de cómo el ser humano ha llegado a la mayoría de edad científica, aunque, como él mismo afirma: «La ciencia quizá no ha adquirido todavía su forma definitiva», antes de sugerir que «por grande que sea el avance realizado en los métodos científicos, hoy en día podríamos estar repitiendo algunos de los errores del pasado». Lo dicho: transgresor, sencillo y clarividente.
El autor
Steven Weinberg nació en Nueva York en 1933. Físico teórico, obtuvo el Premio Nobel de Física, la Medalla de Ciencia y, entre otras numerosas distinciones, el Premio Lewis Thomas.
Es miembro de la National Academy of Sciencie, de la Royal Society de Londres y de la American Philosophical Society.
Habitual colaborador de medios de comunicación, ha firmado durante décadas en The New York Review of Books.
Su obra científica se concreta en importantes tratados de física teórica. Su labor divulgativa, en libros como Los tres primeros minutos del universo, El sueño de una teoría final y Explicar el mundo.
Explicar el mundo. El descubrimiento de la ciencia moderna [2]
Steven Weinberg
Traducción: Damià Alou
Taurus
425 páginas
23,90 euros
E-book: 10,99 euros