Los síntomas que todos padecemos

La singularidad de estos síntomas es que se presentan en la cotidianidad, en los momentos más inoportunos y condicionan, a veces de forma trascendente, aquello que estamos realizando.

La ‘meadilla’ del miedo, la taquicardia, el rubor, el bostezo, la sudoración, la tos nerviosa o el retortijón son algunos de los síntomas analizados. De cada uno de ellos se cuenta en qué consiste, cómo se desencadena y cómo prevenirlo o limitarlo, pero también se contextualiza su presencia en el cine, el arte, el refranero, la canción, el poema…

Conocer y controlar

El libro recuerda que el impacto de estos síntomas difiere de forma notable y mientras unos los consideran motivo de fracasos vitales, otros los perciben como algo anecdótico. En cualquier caso, afirma el autor, conocer bien un síntoma frecuente nos ayudará a prevenirlo, a controlarlo, a reducir su impacto y, en definitiva, a sentirnos más seguros.

A lo largo de las páginas de Los síntomas que todos padecemos desfilan reyes, pintores, científicos, cineastas, músicos, poetas, dramaturgos, novelistas… Y se refieren anécdotas, refranes, poemas, diálogos de películas y pasajes de novelas. Porque, como concluye el autor, «he intentado rescatar la parte más humana de cada una de esas situaciones, demostrando que lo que nos ocurre, esos síntomas, no nos pasan solamente a nosotros, sino que a lo largo de la historia han estado presentes en los seres humanos de todas las épocas».