Pensemos en un mundo sin sonidos ni imágenes. La memoria, los recuerdos, se articularían a través de una sucesión de olores. Los de la infancia jugarían un papel esencial. Esta tesis, real como los olores que describe, le sirve al escritor y cineasta Philippe Claudel para transportarnos a un mundo de aromas. Se sirve de los que en su infancia le marcaron para evocar, evocarnos, recuerdos que, de algún modo, estaban escondidos en su, nuestra, nariz.

Homenaje a la tierra

Más allá de un mero ejercicio de introspección intimista, estos textos son un homenaje a la tierra que lo vio nacer, a las personas relevantes de su vida, así como una celebración de aquellos instantes de plenitud que jalonan cualquier existencia.

En el listado de momentos de la memoria del autor recuperados por el poder evocativo de los aromas que los acompañaron, los hay de lo más dispares: el perfume intenso de la tierra negra, de los ríos oscuros y los bosques de abetos de su Lorena natal; la fragancia de la loción de su padre, en contraste con su ausencia en la casa inodora y vacía tras su muerte; habitaciones de hotel, pieles, prendas de vestir, humos, plantas, animales, caricias…

Identidades

Aromas del hogar familiar, de la adolescencia, del internado, de los primeros amores. Olores que fascinan, que incomodan, que hacen soñar, y que van conformando la identidad de un ser humano, cada uno de ellos convertido, mediante la prosa de Claudel, en otro modo de aroma en el que, pura y sencillamente, nos sentimos inmersos.

Más allá de un mero ejercicio de introspección intimista, estos textos son un homenaje a la tierra que lo vio nacer, a las personas relevantes de su vida, así como una celebración de todos aquellos instantes de plenitud con que suele regalarnos la existencia.

Escritura y cine

Antes de dedicarse por completo a la literatura, Philippe Claudel fue profesor y guionista de cine y televisión, dio clases en institutos y en la Universidad de Nancy. Durante años dedicó una parte de su tiempo libre a enseñar a niños discapacitados y a presos.

Sus libros han sido objeto de numerosos reconocimientos, entre ellos, el Premio France Télévision por J’abandonne, el Bourse Goncourt de la Nouvelle por Petites mécaniques y el Renaudot por Almas grises. Otra de sus obras, La nieta del señor Linh, ha permanecido desde su publicación en las listas de libros más vendidos en Francia.

Miembro de la Académie Goncourt, Claudel ha escrito y dirigido dos largometrajes: Hace mucho que te quiero, que obtuvo dos Premios César, y Silencio de amor. En la actualidad sigue viviendo en Dombasle, Lorena, la región en la que nació y se crió.