La agente literaria (Santa Fe, Lérida, 1930) ha vuelto hoy a la sede central del Cervantes para abrir la caja de seguridad número 1.569 que ha guardado documentos, fotografías y traducciones de Aliocha Coll. Como en otros muchos aspectos, Balcells ha sido pionera, ya que es la primera vez que el Instituto recupera uno de los legados depositados por personalidades de la cultura en la antigua cámara acorazada.

La defensora

La gran defensora de escritores como Vargas Llosa, García Márquez, Delibes o Goytisolo, entre otros muchos, ha regalado al Instituto una edición de bibliófilo de la obra teatral Títeres, que Coll publicó en vida con ilustraciones de su esposa, la joven de origen chino Lysiane Luong.

También ha regalado un CD con los cinco títulos que el autor vio publicados en papel antes de suicidarse: Vitam venturi saeculi, Títeres, Atila, El hilo de seda e Imaginarias. La editorial Leer.es ha realizado una edición digital especial que incluye además las ilustraciones de Luong que adornan las portadas e interiores de los cinco libros, y que podrá leerse a través de las principales plataformas digitales.

Autor incomprendido

Y es que Carmen Balcells está dispuesta a cumplir con lo que Aliocha Coll, médico de profesión y autor por convicción, le pidió por carta antes de quitarse la vida: “Haz lo que puedas por mi obra, aunque no es mucho lo que se puede hacer”.

La agente literaria considera que fue un escritor incomprendido sin un mecenas que lo apoyase, y por ello ahora quiere publicar todos sus textos inéditos (ya ha hablado con algún autor consagrado para que se ocupe de ello). “Aliocha Coll nunca morirá”, ha sentenciado, “porque la muerte llega cuando nadie te recuerda, y a Aliocha Coll lo recordarán durante siglos.”