Las novelas de Simenon son todo, menos policiacas. Esto es lo que muchos comentan para resumir la vasta obra del francés, que abarca 191 novelas firmadas con su nombre real (hay un número impreciso de novelas y relatos publicados con seudónimo), además de libros de memorias y relatos. De éstas, el comisario Maigret protagoniza 72 novelas y 31 relatos, publicados entre 1931 y 1972.
Jules Maigret, un individuo alto, de espalda ancha, rostro amplio y mirada serena, destaca por la humildad con la que encara los casos que se le asignan. Su actitud templada a la hora de poner en orden todos los datos y establecer una hipótesis lo hace destacar por encima de aquellos policías violentos e impulsivos que pueblan las bibliotecas.
Plenamente concienciado de las fuertes diferencias sociales que existen, Maigret no duda en echar una mano al culpable cuando se ha visto obligado a cometer un crimen por las duras circunstancias en que se encontraba. De este modo, el comisario francés se revela como un personaje con fuertes dosis de humanidad.
Estilo de vida americano
La novela que edita Acantilado nos sitúa en Arizona, donde Maigret, casi por casualidad y como turista, asiste a la instrucción de una causa por muerte violenta. Su maduro olfato detectivesco lo lleva a desentrañar pronto quién es el culpable del delito, pero pronto se plantea si, dadas las circunstancias, se puede considerar realmente culpable al autor del crimen.
Maigret en los dominios del córoner plantea de esta manera una profunda reflexión sobre el american way of life, convirtiendo esta novela, como bien sabe todo buen lector de las andanzas del comisario francés, en algo más que una mera historia policiaca.
Cuando se cumplen 24 años de su muerte, la figura de Georges Simenon se relaciona con la de uno de los mejores escritores del siglo XX. El francés, a quien algunos comparan con Balzac por la potencia creadora de su prosa, destaca por obras en las que el bien y el mal no son definidos como términos absolutos, sino que forman parte de una cadena en la que la culpabilidad se engendra y se destruye.
