Araña, cisne, caballo, y zorro, elefante, escorpión, erizo, cuervo, cocodrilo, hombre, mujer, hermano, hermana, cachorro, padre, madre, hijo, perro, cabra, huevo, lobo, cebra, abeja, ciervo…
Animales y hombres intercambian establos, jaulas, madrigueras, rascacielos, y pelo, escamas, plumas y púas. En la pista del circo del mundo se ha vertido el contenido de un gran reloj de arena y el tiempo se detiene para que podamos observar las huellas que pies y pezuñas imprimen en su superficie.
Los seres que braman, barritan, graznan o balan lo hacen a través de una sola boca y forman parte de un animal mucho más grande. Este libro, en el que lo poético marca el ritmo de la prosa, muestra la nebulosa en que vivimos como una inmensa telaraña.
Deja un halo de inquietud e incertidumbre cada uno de los textos que lo integran. Como si cada encuadre, siguiendo una frase de la propia autora, respondiese a una peculiar forma de observar la realidad: «Yo miro la escena desde el otro lado de la puerta, a través del ojo de una antigua cerradura».
Desde esa mirada escribe:
«Cuando la mujer abandona el trabajo y camina de vuelta a su casa, se da cuenta de que deja tras de sí un rastro desequilibrado.
Junto a la huella del zapato, en la tierra húmeda del camino, aparece una doble hendidura que se transforma en un surco, en un pequeño raíl de doble vía que de pronto se quiebra. Luego aparece de nuevo un espacio vacío, y vuelta a empezar: la huella del zapato y los surcos.
Sólo entonces se da cuenta de que cojea de la pierna izquierda y siente la tensión insoportable en la rodilla, bajo la cual, sustituyendo a la pantorrilla y al pie, aparece la pata de cabra, rematada en una pezuña».
Novelista, traductora y poeta
Novelista (Disección de una tormenta, La tablea de las mareas, Detrás de la boca, La niebla, tres veces, El faro por dentro, Decir la nieve); traductora (Poe, Faulkner, Austen, Brodsky, Auden); ensayista (San Juan de la Cruz) y poeta (El ojo de Newton, La mano muerta cuenta el dinero de la vida, La mordedura blanca), Menchu Gutiérrez atesora ya una obra dilatada, compacta, en la que la originalidad establece elementos claramente diferenciales con otros creadores de su generación. Hay una forma «menchugutiérrez» de concebir la literatura que crea adictos entre los lectores. Araña, cisne, caballo vuelve a sorprender y añade otro punto más de calidad al conjunto de su prosa.
Araña, cisne, caballo
Menchu Gutiérrez
Ediciones Siruela
176 p
14,90 euros