El segundo volumen de las obras completas que está editando Galaxia Gutenberg, Mea Cuba antes y después, recoge sus artículos de la época revolucionaria, la mayoría no publicados nunca en libro, dos obras de narrativa –Así en la paz como en la guerra y Vista del amanecer en el Trópico–, y Mea Cuba, cuyos textos fueron inicialmente publicados en 1992 y reeditados en 1999. En esta edición se recoge la última versión de cada libro y se complementa con una amplia selección de los ensayos de similar temática que Cabrera Infante escribió hasta la fecha de su muerte.
Relato de una decepción
Como apunta Antoni Munné, responsable de la edición y prólogo del volumen que ahora ve la luz, los textos que se recogen son el relato de una gran decepción y, al mismo tiempo, una autobiografía camuflada. Cabrera Infante pertenecía a la especie privilegiada de los escritores del yo, y es lógico que su personalidad, velada o explícita, asome en cada una de sus páginas. «Habrá quien lo considere un libro político. Estará en lo cierto si un testamento de alguien que quiso pensar por su cuenta es un testimonio político».
En 1992 y con motivo de la publicación de aquel primer devastador Mea Cuba, Cabrera confesaba: «Obligado por los acontecimientos, mis amigos lo han pedido, mis enemigos me han forzado a hacer un libro de estos obsesivos artículos y ensayos que han aparecido en la prensa (decir mundial sería pretencioso, decir española sería escaso) a lo largo de veinticinco años y casi treinta de exilio».
Escritor comprometido desde muy joven con la lucha contra el general Fulgencio Batista y la dictadura instaurada fruto del golpe de Estado que le había llevado al poder en 1952 y que comportó el derrocamiento del régimen democrático, la supresión de las libertades constitucionales y la dependencia absoluta de Estados Unidos, que había dado apoyo al levantamiento militar, Cabrera Infante hizo suyos los valores que impulsaron la causa revolucionaria cubana.
30 años de exilio
Pero el curso seguido por el régimen de Castro a partir de 1961 llevó al escritor al desencanto y a adoptar la posición crítica que le conduciría al exilio, y a escribir la totalidad de los ensayos que ahora ven la luz y componen este volumen donde se reflejan los grandes temas que le obsesionaron: la historia y la cultura cubana, sus reflexiones sobre el exilio, el desengaño y la memoria, la crítica a la tiranía castrista y la dolorosa nostalgia de la isla recordada.
Compendia en 1.250 páginas ágiles y esclarecedoras Cabrera Infante su sentir multifacético. Escarba en los distintos temas desde la honesta dignidad del que no quiere engañar ni engañarse. Del que, traduciendo palabra y pensamiento en literatura de muy altos vuelos, anhela vislumbrar la verdad. Lo dicho; sin desperdicio.
El autor
Guillermo Cabrera Infante nació en Gibara, provincia de Oriente, el 22 de abril de 1929. Desde los 12 años vivió en La Habana, ciudad a la que se había desplazado su familia.
Accedió a la universidad para estudiar medicina, pero abandonó esos estudios movido por una vocación literaria irrefrenable. Tras completar periodismo en 1954 bajo el seudónimo G. Caín comenzó a ejercer como crítico cinematográfico en la revista Carteles, de la que llegaría a ser jefe de Redacción. El cine fue una de sus pasiones a lo largo de toda su existencia y sus críticas marcaron una nueva forma de acercarse a las pantallas. También escribió varios guiones, entre ellos el de la película de culto Vanishing Point (1971).
En 1959, con el triunfo de la Revolución, pasó a ser una figura destacada de la intelectualidad del nuevo régimen y fundó el magazine Lunes de Revolución del que fue director hasta que en 1961 el gobierno prohibió PM, un cortometraje dirigido por su hermano Sabá y por Orlando Jiménez Leal y producido por la revista. La controversia originada por esta decisión provocó su dimisión y el cierre de la publicación.
Un año más tarde viajó a Bélgica como agregado cultural. Regresó a Cuba, en 1965, para asistir a los funerales de su madre. Por ese tiempo renunció a la carrera diplomática y se exilió en Europa.
Tras hacerlo en Madrid, desde 1966 vivió en Londres en compañía de Miriam Gómez, con quien se había casado en 1961 y que se convertiría en su compañera inseparable.
Su obra
Su obra literaria se inició con el volumen de relatos Así en la paz como en la guerra (1960). En 1964 obtuvo el premio Biblioteca Breve por Vista del amanecer desde el Trópico, que posteriormente se convertiría en Tres Tristes Tigres, uno de sus obras más emblemáticas, a la que siguieron, entre otros títulos, La Habana para un infante difunto (1979), o sus libros de cuentos recogidos en el volumen Todo está hecho con espejos (1999).
Su obra ensayística se extiende por todo tipo de registros: los escritos sobre cine Un oficio del siglo XX (1963), Arcadia todas las noches (1978) o Cine o sardina (1997); colecciones de artículos y ensayos, como O (1975), Exorcismos de esti(l)o (1976) y El libro de las ciudades (1999); y las reflexiones de índole política Mea Cuba (1992).
En Holy smoke (1985), escrito originalmente en inglés y que años más tarde vería la luz en español con el título Puro humo (2000) rindió un memorable homenaje al tabaco.
Hoy en día y pese a algunas voces que por razones políticas han intentado descreditarlo, está unánimemente considerado como una de las voces más brillantes y personales de la literatura en lengua española. Recibió el premio Cervantes en 1997.
Cabrera Infante falleció a los 75 años como consecuencia de una septicemia en un hospital de Londres el 21 de febrero de 2005. Póstumamente y gracias a la labor de su viuda se han recuperado obras tan importantes como La ninfa inconstante, Cuerpos divinos y Mapa dibujado por un espía.