Desde las primeras páginas, Hot sur (Planeta, 2013) [1] nos instala en una realidad más que espinosa de la que da idea la voz y el sentir de uno de los protagonistas: “Ya tenemos encima al Sur, al desmadrado y temible Sur, quinientos millones de seres de piel oscura que hablan español y que vienen subiendo desde la Patagonia, se multiplican en Colombia, atraviesan Nicaragua y en México se vuelven marejada y ya son horda cuando se cuelan por los huecos de nuestra frontera vulnerable”.
El argumento
María Paz, una joven colombiana indocumentada, se casa con Greg, un antiguo policía blanco y norteamericano. Gracias a su matrimonio, la joven obtiene el permiso de residencia y puede trabajar en Estados Unidos. El matrimonio es relativamente feliz; no obstante, a espaldas de ella, el tipo anda enredado en el tráfico de armas, con la complicidad de otros agentes y ex agentes de la policía; en realidad, Greg es un eslabón de lo que poco a poco se va destapando como una gigantesca red de tráfico de armas dentro de la policía.
[2]En la noche de su cumpleaños, Greg sale a la calle y es asesinado. El cuchillo utilizado en el crimen, es encontrado en el apartamento donde vive el matrimonio, y la colombiana es detenida, interrogada y golpeada por agentes del FBI, que actuando al margen de garantías procesales y códigos humanitarios, la mantienen varios días en confinamiento sin permitirle contactar con un abogado ni llamar a sus familiares. La violencia parece excesiva y María Paz no entiende nada de lo que le preguntan.
A peor
Tras un primer juicio queda libre de causas por el asesinato de su marido, aunque sigue presa acusada de ser, en algún momento, parte de la red de tráfico de armas en la que participaba su marido. Estará en la cárcel hasta la repetición del juicio para que se cumpla, por lo menos, el derecho fundamental de una defensa digna y suficiente. Le llega una segunda oportunidad de demostrar su inocencia, pero…
Vivir fuera de la cárcel tampoco es fácil. “Todo lo que vino después es peor que lo de antes”. El acoso de un pasion killer hermano de Greg, que busca desesperadamente los 150.000 dólares procedentes de los tejemanejes de su hermano corrupto, hace que todos los protagonistas de Hot sur vivan al límite… el caos no ha hecho más que empezar.
Restrepo sabe lo que se trae entre manos y vuelve a equilibrar ajustadas dosis de crudo dramatismo, violencia, suspense y humor. Con mimbres como los descritos, el resultado pudiera devenir en una pastiche oportunista, pero no es, ni mucho menos, el caso.
Español de españoles
Además, estamos ante un magnífico despliegue de la versatilidad de la lengua española y de su convivencia con el inglés de Estados Unidos.
Hot sur es un inmenso muestrario de cómo el español está vivo y con él todas las lenguas maternas de los miles de personas que traspasan la frontera en busca del paraíso americano. El My best friend forever, por ejemplo, convive perfectamente con el tiquete de avión o la teibolera, o con el te vamos a llevar con el capataz donde nosotras chambeamos… y vamos a darnos un jumo para celebrar; o por ejemplo los diferentes significados de asustado (atemorizado): culifruncido, culillo, cagazo, culiarrugado.
Como puntualiza desde la prisión uno de los personajes: “Aquí el español se defiende en todas sus lenguas, en che, en guanaco, en chapín, en catracho, en nica y en tico, en paisa o en rolo, en costeño, en veneco, en boricua, en niuyorrican, en chicano, en chilango…”.
Objetivos
Hot sur es una novela muy bien construida que, de menos a más, va logrando lo que, desde fuera, el lector puede pensar que son los tres objetivos esenciales de la propuesta: homenajear a los menos favorecidos, especialmente en el caso de las mujeres; denunciar el espejismo de un mundo lleno de falsos sueños de prosperidad y dibujar una feroz crítica al sistema imperante en una sociedad, la occidental, descarnadamente capitalista.
Laura Restrepo nació en Bogotá en 1950. En 1986 publicó su primera novela, Historia de un entusiasmo, al que siguieron La Isla de la Pasión, Leopardo al sol, Dulce compañía, La novia oscura, La multitud errante, Olor a rosas invisibles, Delirio (Premio Alfaguara 2004) y Demasiados héroes (2009). Sus novelas han sido traducidas a más de veinte idiomas y ha recibido numerosos premios tanto en Hispanoamérica como en España, Francia e Italia.
En la actualidad reside, según las épocas del año, entre México y Estados Unidos. Colaboradora habitual de el diario El País, es profesora de literatura en la universidad americana de Cornell.