El otro Aramburu –Fuegos con limón o El trompetista del Utopía, sin ir más lejos- es el autor de esta sarcástica Ávidas pretensiones, reciente ganadora del Biblioteca Breve, que deja en el lector el mejor aroma de un género, el marcado por el humor, que en España y, salvo excepciones, ha vivido arrinconado durante décadas.
Cuantas veces se utiliza como muletilla lo de humor inteligente para catalogar aquello que tiene poco de humor y menos de inteligente. Pues Fernando Aramburu destila ambos -inteligencia y humor- en esta apuesta que rezuma ironía, descreimiento y acidez. Balas corrosivas que se marcan como diana el mundillo de la literatura y de los “poetastros” –palabro del propio autor- que lo habitan.
Alusiones
“No me tomaría la molestia de dedicar dos años para escribir algo con el objetivo de herir a nadie. No lo haría nunca, forma parte de mi elección ética. Dicho esto, que se dé por aludido, quien se dé por aludido. Es su problema”, indica entre sarcástico y retador el escritor que a lo largo de la presente conversación va dejando en quién escucha contundentes opiniones, meditadas reflexiones; palabras calibradas. “Desde el punto de vista literario soy muy ambicioso y muy autoexigente. Tengo la ambición, que no oculto, de crear una obra literaria sólida”.
En relación también con estas Ávidas pretensiones que acaba de presentar en cartel, el autor donostiarra habitante de Alemania desde hace casi tres décadas, confiesa que “dentro de mi cocina creativa quería dar una obra literariamente potente. Lo que viene después, los premios o la aceptación de los lectores es viento de costado. Pero cuando doy por terminada la obra sé si merece ser mostrada a los demás o no y ésta, aunque suene a inmodestia, sé que me ha salido bien”
España y el talento
“Soy de los escritores que tienen conciencia de que los libros publicados los va a leer alguien. Eso determina totalmente mi trabajo, que se marca como meta la calidad. Soy un escritor que trabaja con esmero”.
No elude tema alguno este hombre de conversación fluida y palabra directa: “España es un país enfadado en el que se maltrata el lenguaje y en el que ser culto genera crítica”, comenta cuando se le demanda su visión de la España actual, para añadir, que “la mediocridad del plano político contrasta con el buen nivel de nuestros creadores, ya sean literatos, artistas, cineastas o músicos”. “Lo que funciona es el talento, y en España lo hay y mucho. Lo que no termina de funcionar es el panorama, el paraje en el que podría funcionar ese talento porque en España no hay una estructura que potencie el talento”.
O aquello tan drástico de “preferiría ser ciego a no tener sentido del humor”, cuando se le apunta lo humorístico como uno de sus destinos literarios. En eso del humor abunda para asegurar que es un antídoto contra la solemnidad y el fanatismo, “no me gustaría quedarme encerrado en un ascensor con una persona que sea incapaz de reírse de sí misma. La falta de humor es un síntoma de infelicidad”.
En el punto de mira
No deja Aramburu títere con cabeza. El panorama se centra en un pueblo, Morilla del Palancar. Con el principio de la primavera, el Convento de las Espinosas de aquella localidad se prepara para acoger unas jornadas poéticas que a lo largo de tres días recibirán a lo más selecto del panorama poético del país.
Hasta ahí todo bien. Pero la cosa se complica porque el objetivo con el que acuden los expertos no es, en la mayoría de los casos, otro que la diversión, el sexo, el bebercio y zarandajas similares. Pero en el “totum revolutum” en el que la trama se va convirtiendo, hay una segunda, y hasta una tercera derivada, que integra el delirante conjunto de egos, envidias, mezquindades, delirios y etc., etc., etc.
Es definitiva, si algo puede acabar mal, terminará peor. Ávidas pretensiones dibuja un recorrido por las miserias del mundillo poético en una comedia de enredos que, a pesar de su mordacidad, no está exenta de cierta dosis de ternura, “ingredientes para la auténtica receta del buen humor”, según palabras del propio autor.
Manejando con esmero el lenguaje y casando cada pieza en un puzzle magníficamente estructurado, Fernando Aramburu ha logrado una novela a ratos tierna, a ratos sórdida, casi siempre hilarante.
Ávidas pretensiones
Fernando Aramburu
Seix Barral
411 páginas
20 euros
e-Pub: 12,99 euros
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