Tras ocupar puestos de responsabilidad en L’ Express, Le Nouvel Observateur y Le Figaro, Giesbert es en la actualidad director del prestigioso semanario Le Point. Aunque declara sentirse, –“desde que tenía nueve años supe que quería serlo”– escritor.
En esa actividad y tras buen número de novelas, acaba de publicar en España La cocinera de Himmler (Alfaguara) [1], una obra en la que por boca de un carismático personaje, una cocinera de 105 años, pasa revista a algunas de las grandes barbaries del siglo XX, como “el genocidio armenio, los horrores del nazismo o los delirios del maoísmo”.
A lo largo de presente entrevista con hoyesarte.com puntualiza:
“Tengo dos profesiones, la de escritor, que es vocacional, y la de periodista que me ha permitido vivir y comer. El periodismo te come el tiempo y la vida. He tenido la suerte de, con los años, poder dedicarle buena parte de las muchas energías que el periodismo demanda, a la literatura.
Cuando escribo como periodista lo hago de una forma mucho más rápida y directa que cuando lo hago como escritor de ficción.
La literatura es pasión e inspiración y me dejo guiar por los personajes. Son ellos los que me dictan. Escribo por y para mis personajes; son ellos los que me hablan; los que me dictan”.
Optimismo
[2]Por otra parte, como analista político se declara optimista. “La historia está en constante movimiento y Europa tiene que asumir que ahora no le toca ser motor de historia. Como europeos tenemos que aceptarlo y vivir lo mejor posible la actual circunstancia porque en un futuro más o menos próximo volverá a serlo, pues Europa ha sido clave durante muchos siglos en el plano científico, artístico y cultural”.
En relación con su último libro, Giesbert enfatiza que hay que leer La cocinera de Himmler [1] para saber que aún en las peores circunstancias y horrores, –a lo largo del siglo XX se han masacrado más de 270 millones de personas, recuerda– hay gente que sigue manteniendo su alegría de vivir, su tenacidad y su sentido del humor, “porque la vida es magnífica. Siempre hay luz y hay que amar al hombre a veces a pesar del hombre”.
Irradia optimismo quien ha superado no pocos contratiempos, como un cáncer, por ejemplo. “Después de haberlo padecido he salido reforzado pues amo mucho más la vida. Tenemos el deber de ser optimistas. En ese sentido, nadie va a acabar con mi forma positiva de ver la vida y el mundo”, apostilla.