“Con la magia y la fantasía de los cuentos maravillosos de antaño, una historia llena de misterio e intriga, de amistad y bondad, de sabias palabras que retumban en la memoria y el corazón”. Esas frases condensan la puesta en escena de La princesa manca, una historia que, como se apunta en su pórtico, no necesita ser verdadera, sino hermosa.
Relato de relatos que siguiendo el clásico “Érase una vez…” comienza, sencillo y magnético al tiempo: “Hace muchos años, en el corazón de un remoto bosque, vivió un muchacho bondadoso. Se llamaba Esteban y era leñador”. Ya está el lector instalado en el bucólico fluir de lo que está por llegar. No abandonará esa intriga hasta el final. Por el camino irá desentrañando el puzle de aconteceres que se entremezclan y dan sentido al conjunto.
Como es frecuente en la obra de Martín Garzo, la naturaleza deviene, jugando con lo real y lo fantástico, en un personaje más. En ese marco se desarrolla la existencia del joven Esteban al que el destino une a una misteriosa mano que tiene vida propia. Conmueve la extrema bondad del protagonista, su sensibilidad para la belleza y su búsqueda del amor, mientras que la sabiduría y la voz de la memoria están ligadas a los ancianos personajes que van surgiendo en el relato.
Con esos mimbres, entre los que juega papel protagonista la peculiar visión de Gutiérrez Serna que fragua en figuras que complementan como un guante el texto que ilustran, discurre la vida de unos personajes que nos abocan a asumir aquello de que “en el mundo hay lugares en donde todo lo que creemos imaginado puede ser real”. No se lo pierdan.
Texto: Gustavo Martín Garzo. Ilustraciones: MO Gutiérrez Serna
Editorial Kalandraka
156 páginas
15 euros