«El espíritu es hacer de cada edición, de cada una de las obras que integran la colección, algo que supere a todas las publicadas hasta la fecha. La mejor edición posible con los conocimientos y medios actuales», explicó el propio Francisco Rico. El texto que en cada caso se ofrece y los estudios y notas que lo acompañan son siempre los filológicamente más seguros y que mejor reflejan los logros de la investigación que hasta el momento se haya realizado, «el criterio es no contentarse simplemente con una buena edición o una edición aceptable, sino sumar los trabajos anteriores y las nuevas contribuciones para presentar sistemáticamente ediciones que contengan y superen a todas las precedentes».
Hecho diferencial
«Estamos ante una colección que ofrece la máxima actividad filológica y que al mismo tiempo es accesible para el lector. No incluye largos prólogos, sino una pequeña introducción de dos o tres páginas en la que se explica de forma muy inteligible cómo es la obra, para entrar directamente al texto, que va acompañado de notas sucintas para que el lector no se pierda en ellas. Esa es la gran diferencia con las colecciones anteriores precedidas de largos estudios, la entrada directa a la obra», abundó Rico.
Los cuatro primeros textos publicados en la Biblioteca Clásica de la Real Academia Española son el Cantar de Mío Cid; los Milagros de Nuestra señora, de Gonzalo de Berceo; la Gramática sobre la Lengua Castellana, de Antonio de Nebrija, y La vida del Buscón, de Francisco de Quevedo, estando programada la edición de ocho títulos cada año, cuatro en primavera y cuatro en otoño, hasta completar los 111 previstos.
A la hora de la selección de las obras, apuntó el director de la colección, hay títulos en torno a los cuales hay un consenso universal, pero se incluyen también otros menos conocidos, 12 de los cuales tienen profundas raíces hispanoamericanas como Tradiciones peruanas, de Ricardo Palma, o María, una de las cumbres de la novelística decimonónica, del colombiano Jorge Isaacs.
Con esta Biblioteca Clásica la RAE arranca un ambicioso proyecto y sienta las bases para la edición de nuevas colecciones, como la Biblioteca Clásica del Estudiante, la Biblioteca Clásica Popular, la de Bolsillo, la Biblioteca Americana y la Biblioteca Clásica Digital.
Formatos electrónicos
Respecto a ésta última y como se apuntó en el acto de presentación, la realidad marca que el mercado del libro en papel irá disminuyendo en la misma medida en que crezca el electrónico por lo que es probable que el futuro de las librerías tradicionales resida en buena parte en la especialización y en las obras de fondo. La Biblioteca Clásica se ha proyectado tomando muy en cuenta ese horizonte, con la esperanza de ocupar un lugar privilegiado dentro de él, por lo que se ha diseñado una versión digital de libre acceso que incluirá una selección de 12 títulos en rotación, editados tan solo con un breve prólogo y notas, así como facsímiles de manuscritos y ediciones singulares accesibles a través del portal de la Real Academia.
«La nueva tecnología pide que las ediciones circulen también en vehículos distintos del papel y la función misma de la RAE exige que vayan siendo progresivamente accesibles de forma gratuita en la web (en PDF con posibilidad de búsquedas)», apuntó el director de la Academia, José Manuel Blecua.
De esta forma, en la web de la RAE se pueden consultar ya ediciones de excelente calidad de algunas obras clásicas. «Es una gran operación para promover la literatura clásica y hacerlo con una colección a la altura de los tiempos. La edición en papel es muy importante pero se tienen en cuenta desde el principio las otras vías, los distintos formatos electrónicos», concluyó el coordinador de la Biblioteca Clásica [1].