Lanza Hall un desgarrado envite por la libertad mostrándonos los sentires y los pesares de los apaches, que libran su último combate contra la llamada «civilización» en el ánimo de recuperar la posibilidad de cabalgar de nuevo por las implacables tierras de sus antepasados.
Perfiles clásicos
La acción transcurre en Nuevo México, en la década de 1880, en medio de las sangrientas guerras del condado de Madison. Atrapados en el torbellino de la lucha de todos contra todos por unas tierras que se niegan a ser poseídas, además de a los pieles rojas encontramos a Patrick Cutler, un oficial de caballería que respeta a sus enemigos y desprecia a sus amigos; Johnny Angell, un pistolero empujado al lado equivocado de la ley y marcado trágicos acontecimientos; la educada y sugerente Lily Maginnis, que lucha por alcanzar una vida civilizada en un territorio áspero y corrupto, y Jack Grant, un pistolero reconvertido en sheriff de quien se dice que «siempre atrapa a su hombre», enfrascado ahora en la pista de Johnny Angell.
Con esos perfiles clásicos, Oakley Hall da vida a personajes inolvidables que convierten las tierras salvajes en historia y la historia en leyenda. Con una estructura narrativa en la que cada pieza encaja con la precedente, conviven en Apaches las grandes aventuras y el drama, las luchas de los indios y las estafas del hombre blanco, los deseos de venganza y, como no, los tórridos amoríos. Pero todo inmerso en literatura de verdad. En narrativa auténtica; viva.
Oakley Hall
Nacido en San Diego (1920) merece por derecho propio ser considerado uno de los grandes narradores del siglo XX. Su carta de presentación literaria, Murder City, escrita en tan sólo dos semanas, supuso el prometedor comienzo de un escritor de fondo que acabaría firmando, además de la ya mítica Warlock, otros títulos de referencia como Bad Lands,The Coming of the Kid, Apaches, Separations o The Downhill Racers, el drama psicológico Lullaby o la serie de novelas de misterio que tomaba como protagonista al cínico y sarcástico Ambrose Bierce.
Autor de dos obras divulgativas para jóvenes escritores, dirigió durante veinte años el programa de escritura creativa de la Universidad de California, entre cuyos alumnos tuvo a Richard Ford y Michael Chabon.
Fue distinguido con numerosos premios, como el PEN Center USA y el Cowboy Hall of Fame. Warlock, finalista del premio Pulitzer en 1958, fue adaptada al cine –en España con el título de El hombre de las pistolas de oro, con Henry Fonda, Richard Widmark y Anthony Quinn en sus papeles protagonistas– casi al mismo tiempo que se publicó debido a su ágil estructura narrativa y a una contundente trama que bordea el mito y la realidad para transportar al lector al clima, a los valores y al devenir diario de uno de los períodos más violentos de la historia americana.
Oakley falleció en 2008 al pie del cañón, redactando su última e inconclusa obra en Nevada City.