La larguísima espera mereció la pena. La aparición de Todo lo que hay constituyó en 2013 uno de los acontecimientos literarios del año en Estados Unidos. Al borde de los 90 años, Salter ambienta su apuesta en las décadas doradas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial para volver, en el tono con el que ya había deslumbrado en anteriores libros, con esa capacidad para hacer que el lector enmarque el perfil psicológico de cada personaje a través de dos, tres frases decisivas, a los grandes temas que engrosan su narrativa. Como alguien ha escrito: “Ese afán permanente por capturar los espacios íntimos, evanescentes, que todos albergamos y dejarlos grabados en tinta sobre papel”.
El mundo editorial
Tras participar como joven oficial en las batallas navales de Okinawa, Philip Bowman vuelve a casa y, después de pasar por Harvard, consigue un empleo en una pequeña editorial de renombre en Nueva York. En esa época, la edición atañe a un puñado de editoriales en América y Europa que desarrollan su negocio en una frenética actividad social: cócteles, cenas, encuentros en apartamentos de leyenda y conversaciones que se alargan hasta altas horas de la madrugada.
En esos ágapes mundanos, donde se fraguan acuerdos furtivos y se deciden carreras literarias, Bowman se siente como pez en el agua. Sin embargo, pese a su éxito profesional y a sus infalibles dotes de seductor, el amor duradero parece eludirlo. Cuando finalmente conoce a una mujer que lo fascina, Bowman emprenderá un camino que nunca había pensado transitar.
Ensalzada como obra realmente maestra por colegas de la escritura de la talla de Susan Sontag, John Irving, Julian Barnes, John Banville o Joyce Carol Oates, la narración de Salter es un magnífico fresco por el que transitan emociones encontradas. A ratos cunde la emoción, a ratos el desasosiego, a ratos todo parece teñirse de un melancolía irrefrenable, a ratos nos envuelve en un laberinto sin salida, o nos grita: ¡Lee, sigue leyendo, esto es la vida!
Literatura grande. Todo lo que hay es mucho.
Sobre el autor
James Salter nació en 1925 en Nueva York, estudió Ingeniería en West Point y en 1945 ingresó en las Fuerzas Aéreas. Fue piloto de aviones de caza y combatió en la guerra de Corea.
Publicó su primer libro, Pilotos de caza, en 1956, y un año después abandonó el ejército para dedicarse a la literatura.
Durante una década trabajó como periodista, escribió guiones y dirigió películas para Hollywood. Su tercera novela, Juego y distracción (1967), cimentó su reputación. A ésta siguieron Años luz, En solitario, la colección de relatos Anochecer y las memorias Quemar los días.
Entre 1997 y 2000 sólo publicó sendas revisiones de sus dos primeras novelas, y en 2005, una nueva colección de cuentos titulada La última noche.
Su obra ha recibido numerosos premios, entre ellos el PEN/Faulkner en 1989, el Hadada en 2011, el PEN/Malamud en 2012 y el Windham Campbell en 2013.
Todo lo que hay
James Salter
Traducción: Eduardo Jordá
Narrativa Salamandra
380 páginas
Precio: 20 euros
e-book: 14,99 euros