El personaje: Reno, la protagonista (lo de Reno obedece a que nació en Nevada), está moldeada por su infancia en una familia que nunca funcionó. La vida le ha hecho adicta al riesgo y volar en moto desafiando el sentido común se ha convertido en su pasión. Además quiere ser artista.
Los escenarios: Por un lado, el Nueva York de los años setenta, una ciudad sin dinero, deshumanizada y despojada de su base industrial, llena de basura, cuyas áreas del centro se convirtieron en zonas abandonadas, llenas de artistas, delincuentes y adinerados en busca de emociones extremas. Por otro, la Italia de 1977, cuando una parte de la juventud se radicalizaba enfrentándose a todo hasta llegar a justificar al terrorismo de las Brigadas Rojas.
La trama
Los lanzallamas comienza con un asesinato y acaba con una desaparición. Entre uno y otra, Reno deambula entre preguntas incómodas sobre la libertad y el sentido de las cosas, el poder y la identidad, las graves consecuencias de las acciones políticas y el vulnerable material con el que, cada cual, cimenta su existencia.
[1]No es fácil enmarcar este originalísimo libro, con razones bastantes para ser saludado entusiásticamente por la critica especializada estadounidense. Sus páginas contienen registros muy distintos. Hay una historia de amor. También otra marcada por la protesta política. Hay una despiadada visión del mundo del arte y un permanente tour de force con el lenguaje.
La influencia de Bolaño
Pero hay más. Más en estas páginas de inquietante, a veces desconcertante profundidad, que, la propia autora lo reconoce, dejan un cierto aroma a Roberto Bolaño: «Sin Los detectives salvajes no habría podido escribir esta historia». Y es que en el fondo, al igual que lo hace buena parte de la obra del chileno, de lo que se habla es de la sutil naturaleza del mal.
Kushner (Eugene, Oregón, 1968), cuya biografía incluye labores como promotora de conciertos de rock, instructora de esquí y editora de revistas literarias independientes, crece con apenas dos libros como autora de culto que no deja títere con cabeza. Ni la literatura, ni el arte, ni la vida misma, ni, por supuesto, los lectores salen indemnes de su radical mirada.
Los lanzallamas [3]
Rachel Kushner
Traducción: Amelia Pérez del Villar
Galaxia Gutenberg
432 páginas
22 euros