Gracias a este considerable crecimiento, en dos años la Biblioteca ha enriquecido los testimonios incunables de la obra del dominico Antonino de Florencia Suma de confesión titulada Defecerunt, que tuvo mucho éxito editorial tanto en latín como en romance, como refleja el gran número de ediciones que se conservan. Incluso el propio Cisneros manifestó su especial interés por su impresión, como se manifiesta en dos cartas fechadas en febrero de 1499, en las que expone su deseo de imprimir “unas mil Florentinas de aquellos repertorios que hizo el arzobispo de Florencia para los confesores…”.
Obra destacada
Un ejemplar destaca de este conjunto, el Cancionero de Zaragoza de 1492 o la Vita Christi de Íñigo de Mendoza, por ser la primera y más importante pieza de las tres que incluye. Este incunable enarbolaba en repertorios y bibliografías la etiqueta de “incunable en paradero desconocido” y había sido objeto de incansables búsquedas por especialistas que nunca dudaron de las afirmaciones de los eruditos que dieron noticia de él.
El título de la portada refleja claramente el contenido de la obra Coplas de vita Christi, de la Cena con la Passión, e de la Verónica con la Resurrección de Nuestro Redentor. E las Siete angustias e siete gozos de Nuestra Señora, con otras obras mucho prouechosas, aunque no su autoría. Por esta razón, como señala la Dra. Fernández Valladares, que ha realizado un estudio detallado de la obra, los primeros bibliógrafos que mencionan esta edición “lo hicieron bajo el marbete genérico de Devotionum opus”.
La rareza de la edición aumenta porque la numeración se interrumpe tras el folio XXXV y se reanuda en el folio LIIII. En esa laguna se han interpolado 40 hojas correspondientes a otras composiciones de Mendoza y de otros autores: 15 hojas de la Pasión Trobada, de Diego de San Pedro, seguidas de dos breves composiciones tituladas Preguntas a Nuestra Señora, probablemente de Iñigo de Mendoza, y Coplas del Quicumque vult fechas so determinación y correpción de la madre santa Iglesia, un texto inédito.
Como refleja el colofón, se imprimió en una de las imprentas incunables más importantes de nuestro país por la calidad y cantidad de las obras producidas, la de Pablo Hurus en Zaragoza en 1492 y los diferentes fragmentos que acompañan al texto principal probablemente corresponden también a ediciones de Hurus, de las que no se conocían ejemplares anteriores.
El volumen presenta una encuadernación de bibliófilo del siglo XIX en tafilete verde que presenta en ambos planos doble marco dorado y decoración radiante en las esquinas, con cortes jaspeados. Perteneció al Colegio de la Compañía de Jesús de la Concepción de Sevilla, posteriormente a Gaspar Melchor de Jovellanos y, finalmente, fue adquirido por Pedro Vindel hace más de 80 años.
Habida cuenta de que en la actualidad no se tenía constancia de la localización de ningún ejemplar del Cancionero de Zaragoza de 1492 y de que los otros fragmentos interpolados pertenecen a ediciones no conocidas ni documentadas hasta hoy, se constata la rareza de este ejemplar y su interés bibliográfico.
Los 14 incunables
El Ministerio de Cultura ha adquirido en total un conjunto de 14 incunables, 3 post-incunables, un manuscrito iluminado y un impreso del siglo XVI, que han pasado a formar parte de las colecciones de la BNE. De la mayoría de estas ediciones no existía ningún ejemplar en bibliotecas españolas.
Entre los ejemplares más valiosos destaca una Biblia latina impresa en Colonia en torno a 1475 con encuadernación de época en piel sobre tabla y bellas iniciales iluminadas a dos tintas. Merece también una mención especial un libro de horas post-incunable impreso por Thielman Kerver en 1503. Se trata de un ejemplar impreso en vitela de una edición parisina ampliamente ornamentada con orlas historiadas que representan escenas bíblicas y de la vida cotidiana, así como motivos vegetales y animales.
Muchas de las piezas corresponden a ediciones incunables de grandes clásicos, como por ejemplo un ejemplar de 1491 de la obra de Tito Livio Ab Urbe condita, o un ejemplar de 1477 de las Comedias de Terencio. En este conjunto documental se incluye también un manuscrito que contiene la Regla de San Benito escrito e iluminado en Castilla a comienzos del siglo XVI.
Se denomina incunables a los libros impresos antes del 1 de enero de 1501.