Aquel libro, El ruido eterno, de Alex Ross, crítico musical del New Yorker, demostró que, a diferencia de lo que podría pensarse, hay bastante interés por saber más sobre música clásica, incluida la de vanguardia más contemporánea.
Pocos años antes del ensayo de Ross nos habían llegado las obras extraordinarias de Eugenio Trías -la mirada del filósofo sobre los más insignes compositores- como El canto de las sirenas. Desde entonces, se han publicado muchos ensayos de los que seleccionamos una decena tratando de que sean lo más variados posibles.
Con ese afán abarcador de la totalidad, están los preciosos volúmenes editados por PreTextos de Gerardo Diego con el título de Prosa Musical. El poeta de la Generación del 27 escribió infinidad de crónicas, perfiles, análisis e incluso programas de mano con las dosis justas de erudición y pasión.
Con mayor vocación periodística, destaquemos La sinfonía de la libertad, el repaso a la historia de la música clásica que plantea Antoni Batista, valiéndose de su doble condición de cronista político y crítico musical para recordarnos el impacto que en en la política tuvieron óperas, himnos, compositores, directores e intérpretes desde Bach a Daniel Barenboim.
Dentro de la música clásica hay libros sensaciones sobre la ópera. Un buen hilo conductor para recorrer su historia es hacerlo de la mano de las grandes divas que el género ha tenido. Eso hizo Fernando Fraga en Simplemente divas, editado por Fórcola, cuyo catálogo no dejar de sumar formidables trabajos sobre los más diversos artistas, Beethoven, Bach, María Callas, Rossini o Wagner.
Al creador total de Tristan e Isolda le dedicó el año pasado un volumen monográfico de autor colectivo y centrado en el impacto de su universo en la gran pantalla, Wagner y el cine. De las películas mudas a la saga de Star Wars.
Otra editorial con un catálogo encomiable en cuestiones musicales es Acantilado. ¡Hay tanto donde elegir! Son deliciosos los libros de Alfred Brendel, como ese breve y personal diccionario que es De la A a la Z de un pianista.
Brendel es, por cierto, uno de los mejores intérpretes al teclado que ha tenido el Viaje de invierno de Franz Schubert. A esa obra maestra le dedicó un libro muy notable el tenor Ian Bostridge, Anatomía de una obsesión.
Como no podía ser de otro modo, Schubert es uno de los compositores incluidos en la serie de biografías musicales que tiene la editorial Turner. Uno de los últimos libros de esa colección estuvo protagonizado por la Vida y obra de Leonard Bernstein, de Paul R. Laird, coincidiendo con el centenario de su nacimiento hace dos años. Un ejercicio de síntesis admirable capaz de no dejarse ninguna de las muchas aristas de Benstein, la compositiva, la social, la pedagógica, la teatral, la cinematográfica, la de director de orquesta… Aquí optamos por resumirlas en diez adjetivos que definen al creador de West Side Story.
Otro gran comunicador y seductor, batuta en mano, fue Ataúlfo Argenta, fallecido en la plenitud de su talento y falto hasta hace tres años de una semblanza que no solo arrojara luz sobre el modo en que perdió la vida sino también sobre su capacidad de trabajo, la tremenda energía que ponía en entender a fondo cada pieza que dirigía, su independencia en un tiempo tan marcado por las intrigas y las mezquindades. Todo eso y más está en el libro Música Interrumpida, de Ana Arambarri.
Y sin salir de nuestro país, merece también la pena España en los grandes músicos, de Andrés Ruiz Tarazona, un análisis pormenorizado del influjo español y las afinidades en el trabajo de nombres mayores de la composición: de Debussy y Ravel, quizá los más obvios, a otros como Haydn, Mozart, Chopin, Sibelius o Britten.
Cerremos esta selección de recomendaciones con humor, el que gasta Máximo Pradera, autor de Tócala otra vez, Bach. Todo lo que necesitas saber de música para ligar o la demostración de que es posible aprender nociones básicas sobre el contrapunto, la armonía, la atonalidad o la polifonía sin perder en ningún momento la sonrisa gracias a ejemplos y anécdotas tan divertidas y bien traídas como las que rescató Pradera para este libro.