Nacida en Argentina, Leila Guerriero se inició en el periodismo en 1991 en la revista Página/30. Colabora habitualmente en medios de comunicación como El País, La Nación, El Mercurio y Gatopardo, revista de la que también es editora. Además ha publicado algunos libros a lo largo de su carrera como Plano americano, Los malditos, Frutos extraños y Los suicidas del fin del mundo.
En 2010 recibió el Premio Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano [1] por su artículo El rastro en los huesos, una crónica sobre el trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense que fue publicado anteriormente en El País Semanal y Gatopardo.
Este año ha ganado el González-Ruano por un artículo, publicado en la revista colombiana El Malpensante [2] en octubre de 2012, en el que cruza las vidas de madame Bovary, una periodista argentina y la esposa de un farmacéutico.
El periodismo como arte
La periodista dedicó su premio a los «miles de hombres y mujeres que andan por ahí, en Barcelona, en México y en Guatemala, en Madrid, en Buenos Aires y en Bogotá, entregados a este oficio galvánico y que creen –como yo creo– que, si está bien hecho, es una forma de arte».
Alberto Manzano, presidente de la Fundación Mapfre, expresó su deseo de que «el Premio González-Ruano de Periodismo siga cumpliendo su función de estimular la literatura breve de calidad en una sociedad donde el periodismo y la literatura están sometidos a continuos cambios, como nuestra manera de leer, y sobre todo la de nuestros hijos».
La decisión de sobre quién recaería este año el Premio González-Ruano de Periodismo, que se entrega desde 1975, ha estado en manos de un jurado compuesto por Alberto Manzano, Pablo Jiménez Burillo, Juan Fernández-Layos, Darío Jaramillo, Vicente Verdú, Gabriel Albiac (ganador de su la XXXV edición) y Daniel Restrepo.
Este galardón, dotado de 30.000 euros, ha sido recibido en anteriores convocatorias por periodistas como Jorge Edwards, Arturo Pérez-Reverte o Antonio Muñoz Molina.