En el aire quedó con la última entrega de este blog aquel aserto que propugna que viajar no es llegar, sino estar yendo. Venía al caso para introducir Lugares donde se calma el dolor, ese recorrido por el recuerdo, por rincones, páginas y personas emprendido y materializado por César Antonio Molina.
En el aire quedaba también el compromiso de seguir viajando por y desde la memoria a través de otra obra de calado como es el Libro de réquiems de Mauricio Wiesenthal.
Palabras mayores
Palabras mayores. Escrito desde la erudición y la experiencia personal, la obra de este polifacético humanista no tiene desperdicio. No lo tiene este apasionante, -por apasionarnos y por estar fraguada desde la pasión-, viaje de 700 páginas por el que desfilan figuras tan enigmáticas como Casanova, Cocteau, Stefan Zweig, Mozart, Alfonsina Storni, Lord Byron, Coco Chanel, Chopin o Rilke.
Con ese toque de dandismo tan característico en Wiesenthal. Con esa ironía rescatada de lo mejor de la tradición cultural europea, el escritor se sumerge y bucea en muchos de los fantasmas, fetiches y lugares que han marcado su personal trayectoria.
Le acompañan en ese viaje, y vividos de primera mano, personajes pintorescos, referentes culturales, objetos, aventuras, lugares, vidas olvidadas y otras muy sabidas pero contempladas desde una óptica nueva.
El tono de lo escrito transforma una situación en una trama, un ser humano en un personaje, un misterio en una intriga, una ciudad cualquiera en un escenario en el que acaecen los más insospechados acontecimientos.
Al introducir sus páginas, el propio Wiesenthal confiesa que tras muchos años de ejercer el oficio de escritor ha llegado a la conclusión de que un libro no tiene interés si no lleva dentro una buena parte del corazón de su autor. Por eso, afirma, «en los últimos años de mi vida me dediqué a recuperar los recuerdos que no había llevado a mis libros».
Tengo la idea, prosigue, de que el mundo ha caído en un preocupante estado de amnesia. A los malos políticos y a los grandes productores de basura les conviene que no haya referencias de calidad. Así puede venderse todo en una oferta de «novedad». Y las referencias del buen gusto y de la cultura (maestros y artistas, genios e ingenios) desaparecen devoradas por un torrente de vulgaridades que hoy se promocionan en el negocio, se enaltecen en la propaganda e incluso se estudian en las escuelas.
Ni crítica ni ensayo
A diferencia de un libro de crítica o de un ensayo, que reúne biografías o nombres ilustres con una perspectiva objetiva y distante, los personajes abordados están marcados por la proximidad personal. «Llegaron a mí, explica el autor, por caminos mágicos, en el azar de una amistad, con un manuscrito olvidado en un viejo libro, en un encuentro fortuito en un café, entre los recuerdos de familia, entre los amores de la juventud».
Muchas veces las vidas se cruzan y entrecruzan en este libro. A menudo, estos cometas luminosos se encuentran y se reconocen. Pero otras pasan sin saludarse, porque el azar los acerca pero no los une. Cuanta importancia tienen estas coincidencias del destino que, por ejemplo, reúnen el mismo día a Balzac y a Dostoievski en San Petersburgo, a Mozart y a Goethe en Fráncfort, a Lizst y a Nietzsche en Tautenburgo.
«Yo mismo, reconoce Wiesenthal, no sé como se encontraron un día en mi corazón. Pero los he buscado en las calle donde vivieron, en los lugares donde se amaron, en los vinos que bebieron, en los cementerios donde los enterraron».
El resultado de esa búsqueda es este espléndido Libro de réquiems lleno de imaginación, sí, de mucha creación, pero también de años de investigación y documentación rigurosa. Como se refiere en su solapa, el libro es trascendente y dramático a veces, como la voz de un Réquiem, pero al tiempo lleno de alegría, de ganas de sentir, de vida y arte.
«Estas páginas devuelven la voz y el protagonismo a muchos de los que crearon nuestra cultura y ofrecen una de las lecturas más gratificantes que puedan acometerse».
Ni un punto de exceso en tan taxativa afirmación. El que esto escribe la suscribe asumiendo el riesgo grande que las afirmaciones categóricas conllevan. Pero es que mucho tiempo hace que 700 páginas colocadas delante de los ojos no despertaban tantas sensaciones, tantas ganas de seguir leyendo, tanto deseo de que aquello no acabase; tanta emoción. Tan buen rollo.
Libro de réquiems
Mauricio Wiesenthal [1]
Editorial Edhasa