Entre sus innumerables premios está el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades (2000). Inquieto hasta el fin, acababa de lanzar una nueva editorial, La Nave de Teseo.
Eco era doctor en Filosofía por la Universidad de Turín. Trabajó en programas culturales de la RAI desde 1954, y en 1959 orientó su actividad hacia el mundo editorial y el ensayo. Profesor agregado de Estética entre 1962 y 1965 en las universidades de Turín, primero, y Milán, después, inició en esos años su actividad en el llamado «Grupo 63», publicando ensayos sobre el arte contemporáneo (Obra abierta, de 1962), la cultura de masas y los medios de comunicación (Apocalípticos e integrados, 1965) y colaborando en publicaciones diversas.
Trabajó después como profesor de Semiótica en la Universidad de Bolonia, donde fue catedrático de Filosofía y donde creó en 2001 la Escuela Superior de Estudios Humanísticos, que abrió sus puertas en 2000. La «Superescuela», como se la conoce en Italia, es una iniciativa académica sólo para licenciados de altísimo nivel destinada a difundir la cultura internacional. También fue fundador en 1969 de la Asociación Internacional de Semiótica.
En 1968 publicó su primera novela netamente de semiótica, La estructura ausente, que le llevó a la más completa en la materia, el Tratado de semiótica general de 1975. Sin embargo, su fama entre el gran público llegó en 1980, con la novela El nombre de la rosa, con la que obtuvo varios premios y que fue después llevada al cine. Posteriormente publicó El péndulo de Foucault (1988), Segundo diario mínimo (1992), Los límites de la interpretación (1992), La isla del día antes (1994), Seis paseos por el bosque (1996), Kant y el ornitorrinco (1997), entre otros títulos.
Doctor honoris causa por más de veinticinco universidades de todo el mundo, estaba en posesión de numerosas condecoraciones y premios, como la Legión de Honor francesa. En 1992 fue nombrado miembro del Foro de Sabios de la UNESCO y en 1998 entró a formar parte de la Academia Europea de Yuste.