De Los olmos de Riverdale, séptimo capitulo de Una colina meridiana, segunda de las obras incluidas en Lírica de una Atlántida, recogemos el poema En su corriente:
El ser humano entre la tierra,
y la yerba, y el tronco, y el sol y el agua
(la luna por la noche desvelada),
eso es lo que yo tengo y quiero.
Es mujer alzada en luz de pecho y frente,
ese niño contento que me mira,
ese hombre inclinado, con las manos tan grandes;
la fusión del ser vivo, del ser nuestro
con la renovación de todo;
este perderse en todo, este irse en todo, a todo,
el todo que nos lleva adonde sea,
en su corriente, la infinita,
que es corriente de agua y corriente de tierra
y corriente de luz y corriente de espacio
y corriente de tiempo, tiempo, tiempo.
Quedarme en las orillas es mi sino,
dándoles algo de mi ser y de mi estar
a una flor, a unos ojos, a una vereda, un ala,
dejando mi presente pegado a lo pasado
para que lo más firme que siguiera
esté lleno de mí (y conmigo sienta),
de mis manos, mis ojos, mi sonrisa,
de mi llanto también, en su alta y ancha superficie.
En las orillas de la vida
(es mi sino).