El niño se acordaba ahora del modo en que el hombre ofrecía los pañuelos, sin tan siquiera intentar esbozar, como hacían otros, alguna palabra comprensible para los conductores (“po favor”, “mama”, “grasia”). El hombre aquel, el de siempre, solo mostraba una sonrisa triste y cálida, sosteniendo con una mano tres o cuatro paquetes de pañuelos, mientras al mismo tiempo volvía la palma desteñida de la otra hacia arriba, como si, en vez de pedir dinero, estuviera recogiendo del cielo alguna bendición que extender al conductor que le comprara su mercancía.
El niño se sabía de memoria aquella cara llena de cicatrices, en las que el hombre parecía llevar escrita su vida: un accidente en el campo, el ataque de algún animal, un machetazo en alguna guerra olvidada, o tal vez alguna reyerta antes de embarcarse para cruzar el mar. Por el telediario que veían sus padres a la hora de comer sabía que las cosas no eran fáciles allá abajo, y se imaginaba el pueblo en el que habría nacido aquel hombre como los que había visto en la televisión: un laberinto de casas de adobe entre las que de vez en cuando se veían tenderetes de raíces y amuletos, mujeres cargadas con niños en la cadera y cántaros de plástico en la cabeza, y, yendo y viniendo de un lado para otro, ciclomotores conducidos por hombres con túnicas azules y rebaños de animales. Por eso, el niño había llegado a pensar que, con su misma edad, en vez de ir todos los días al colegio, aquel hombre seguramente se habría encargado de dar de beber a los camellos o de llevar a pastar a algún rebaño de cabras por los alrededores del pueblo.
Todo aquello, las heridas que le habían dejado las cicatrices, el ajetreo de las calles, el ramoneo de los animales entre los arbustos que crecían en la tierra reseca, estaría sin duda guardado en el fondo de aquellos ojos que algunos días lo miraban de soslayo desde el otro lado del cristal, cuando, después de ofrecer sus pañuelos, uno por uno, a todos los coches, el hombre volvía finalmente a su puesto para conseguir llegar antes de que la figurilla verde que se afanaba parpadeando dentro del semáforo se apagara definitivamente. Y allí se quedaba hasta el siguiente cambio, como haciendo guardia frente al mástil de una bandera (rojo arriba, ámbar en el centro, verde abajo) cuyos colores eran idénticos, como el niño había podido comprobar, a los de su país. Quizá por eso mismo, entre cambio y cambio, el hombre soñaría a menudo con su pueblo y, al anochecer, volvería al albergue o al piso compartido con otros muchos como él con un rebaño invisible de cabras o una recua imaginaria de camellos siguiendo dócilmente sus pasos por las calles de la ciudad.
“No está el de siempre”, repitió el niño, mientras el hombre rojo aparecía de pronto en posición de firmes dentro del cajetín del semáforo. Soltando por fin el móvil y empujando la palanca de cambio, el padre le contestó distraídamente: “No sé cómo puedes acordarte, si todos son iguales”. Y entonces, volviéndose para mirar los coches que venían detrás (la misma procesión de miradas perdidas y caras soñolientas de todas las mañanas) el niño respondió: “Nosotros sí que somos todos iguales”.
Más sobre el II Premio de Cuentos Breves Maestro Francisco González Ruiz
El gran número de autores innovadores y la gran calidad del cuento español en el panorama literario contemporáneo es un fenómeno reconocido tanto por la crítica especializada como por los aficionados a la literatura en general y a la narrativa breve en particular. Con el objetivo de promover y difundir este género, hoyesarte.com, primer diario de arte y cultura en español, con la colaboración de Arráez Editores SL, convocaron la segunda edición del Premio Internacional de Cuentos Breves Maestro Francisco González Ruiz, dotado con 4.000 euros y cuyo plazo de presentación de relatos concluye el 7 de julio de 2021.
Durante la fase previa, cada semana el Comité de Lectura seleccionará el relato que, a juicio de sus miembros, sea el mejor entre los enviados hasta esa fecha. El relato seleccionado se publicará posteriormente en hoyesarte.com. Este procedimiento se repetirá cada semana, durante las 27 semanas (tantas como las letras del abecedario de la lengua española) comprendidas entre el 2 de enero de 2021 y el 7 de julio de 2021. Durante la fase final, el jurado elegirá de entre las obras seleccionadas en la fase previa cuáles son las merecedoras del primer y segundo premio y de los dos accésits.
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Fechas clave
Apertura de admisión de originales: 2 de enero de 2021
Cierre: el plazo concluyó el 7 de julio de 2021
Fallo: 6 de agosto de 2021. Modificado el 14 de julio. Nueva fecha para el fallo: 17 de agosto
Acto de entrega: 21 de agosto de 2021. Modificado el 14 de julio. Nueva fecha para el acto de entrega: 4 de septiembre
Nota de los organizadores publicada el 14 de julio: Dado el gran número de relatos recibidos durante las últimas semanas, que ha rebasado todas las estimaciones, se hace imprescindible modificar la fecha del fallo del premio y del acto de entrega para asegurar que el trabajo de valoración del Comité de Lectura pueda ser realizado en las mejores condiciones posibles y de esa forma garantizar la igualdad de oportunidades de todos los participantes. Muchas gracias por su comprensión.