El recado

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A Ishara, dios hurrita de la escritura.

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Junto al texto hay una rejilla de ventilación que no te costará trabajo abrir. Dentro encontrarás el torso de una muñeca Barbie y dentro de ella las copias de las llaves del piso de Manuel. Recuerda que a casa de Manuel sólo puedes ir entre las diecinueve horas, momento en que se retira el personal doméstico, y las veinte horas, que es cuando el señor Manuel vuelve a su casa para cenar.

Tienes que subir a la segunda planta del dúplex y entrar en la tercera habitación, la de las paredes color ladrillo. A ambos lados de la cama de matrimonio del dormitorio verás unas mesillas blancas de noche, la que está junto a la ventana es la que tiene el sobre que debes coger. El sobre contiene un plano y unas indicaciones manuscritas para poder llegar al Polígono de las Marinas y localizar entre miles de coches el Ford Mustang abandonado que nos interesa.

En la guantera del Mustang, que seguramente seguirá abierto y con los cristales destrozados, verás una cajetilla de cigarros marca Philip Morris, un cargador de teléfono, un bote vacío de gazpacho y una Guía del Ocio. Si abres la guía por la última página verás apuntada en un margen la combinación que necesitamos.

Al Banco Nación de calle Pichincha puedes ir cuando te apetezca, pero si vas un lunes por la mañana es cuando hay más movimiento y levantarás menos sospechas, no te olvides que la caja de seguridad es la número trescientos cincuenta y nueve. Introduces el código de seguridad que te habrás encontrado en la guía, la abres, coges el dragón de jade, lo guardas en este maletín y en su lugar dejas el libro que tiene dentro, cierras la caja y te marchas. ¿Te queda claro?

— No.

— Bueno, te lo repito desde el principio para que puedas entenderlo mejor. Vas todo recto hasta Comandante Falú, que está al otro lado del semáforo, es la sexta de la izquierda, andas otros ciento cincuenta metros por esa calle, más o menos y cuando te encuentres con la Bodega de Ayacucho verás también ahí a Lola, junto al estanco, es una lotera baja, simpática, regordeta y que está siempre muy bien peinada, vamos, que la reconocerás enseguida nada más verla. Menciónale a Antonio pero no me nombres a mí, que así entenderá de qué se trata y te llevará enseguida y sin pérdida de tiempo hasta el cementerio de la avenida. En el panteón de don Alfonso del cementerio hay dos leones de mármol y sobre el de la derecha está la rejilla de ventilación con las llaves de la casa de Manuel. Te tienes que presentar en su dúplex entre las diecinueve y las veinte horas, ni antes ni después porque si no tendremos un problema serio. Subes a la segunda planta y en la tercera habitación, la de las paredes rojizas, verás unas mesillas de noche. Coges el sobre de la que está junto a la ventana del dormitorio. Ese sobre tiene indicaciones y un plano para localizar en el polígono el Mustang que nos interesa. En la guantera del coche verás la Guía del Ocio con la combinación de apertura de la caja de seguridad del Banco Nación donde está el dragón de jade. ¿Te queda más claro ahora?

— No.

— ¿No? Bueno, te lo digo de otra manera. Para acceder al dragón de jade necesitamos tener la combinación que está en la guantera del coche y para encontrar el coche en ese polígono de mierda, lleno de gitanos, chatarreros, desguaces y vertederos nos hacen falta las indicaciones de la mesilla de noche de Manuel. Y no te quejes, que en el piso de soltero de Manuel las cosas hubiesen sido más complicadas y tardaríamos una vida en encontrarlas. Para entrar en la casa del señor Manuel sin forzar la cerradura precisamos de las llaves que están en la Barbie del cementerio. Y al cementerio, conociéndote a ti, sin las indicaciones de Lola no llegarías por mucho GPS, Google Maps y aplicaciones que tengas. ¿Lo entiendes ahora?

— No.

— ¿No? ¿Qué es lo que sigues sin entender?

— ¿Para qué quieres el dragón de jade?

— Porque contiene un compartimento secreto que me ayudará a dar con otro tesoro, el de La Fragata Esmeralda, pero eso es algo que no te puedo explicar ahora.