–Esta casa me tiene cansao, chica. Estoy loco porque Madelincita se acabe de casar con el coronel.
–Tato, esta casa no está tan mala. Solo hay que hacerle algunos arreglitos. Y no hablemos del asunto del casamiento ese, que tú sabes que no me gusta.
–Pues te va a tener que gustar, Maritza, porque esos arreglitos de los que hablas no los podemos hacer. No tenemos dinero ni nada ¡Estamos en la miseria, en el centro de la miseria, coño! Además, yo pienso salir de esta choza inmunda llena de recuerdos miserables.
–Tato, ¿en serio quieres abandonar esta casa? Aquí nació tu hija y logramos muchas cosas juntos…
–Ya, ya, ya, vieja. Siempre estás en lo mismo. Yo no sé qué brujería te tiene atada a la miseria esta. Me voy, que se me hace tarde y no quiero quedar mal con nuestro futuro yerno.
La mujer despide a su esposo con un beso sembrado en la frente. Tato se aleja dando pedales a su bicicleta china.
Maritza ocupa sus días en atender la casa porque “se puede ser pobre, pero no cochino”, como decía su madre. Con la ayuda de Madeline lava la poca ropa, cocina la poca comida, arregla los pocos portarretratos, limpia la casa y le da de comer a Fefa, a quien siempre agradece, aunque no entienda. Luego, Madeline se pone a hojear las únicas tres revistas de moda que tiene, mientras su madre escucha la radio en el portal y comparte con su casa las intrigas y pasiones de la radionovela. Así llega el ocaso y, junto a él, Tato.
–¡Madeline, Maritza, traigo buenas noticias!
–¿Sí, papi? Cuenta, cuenta ¿qué es lo bueno? –dice ingenuamente la hija contagiada por la efusividad del padre.
–Bueno, mañana viene a comer con nosotros tu futuro esposo, hija. Así que ponte muy linda. Y tú, Maritza, te me agilas y prepara algo digno de comer.
Madeline cierra los puños, frunce el ceño y, sin decir media palabra, se va a su cuarto.
–Tato, ¿tú te has vuelto loco? Si aquí a duras penas comemos los que somos, ¿cómo vamos a servirle a otra boca, y con algo de categoría? Además, mira a tu hija cómo se puso. ¿Cuándo vas a entender que ella no quiere a ese hombre?
–Por eso traje yuca, unos frijoles, este poco de arroz y un saco que tiene tomates y una lechuga. Entonces, tú te encargarás del plato fuerte y Madelincita se va a tener que encargar de darle cariño al viejo ese porque mira el resultado de nuestra boda llena de “amor”: me he pasado la vida rompiéndome el lomo para que ustedes vivan.
–No hables así, que tú no has sido el único que ha luchado. Recuerda que soy ama de casa porque tú querías, y desde mi lugar he trabajado mucho. Sabes que yo también he evitado que estas paredes caigan sobre nosotros.
–Está bien, está bien, no empieces con la cantaleta. Vamos a concentrarnos en la comida de mañana. ¿Cuál va a ser el plato fuerte?
–¡Ay!, no tengo cabeza para pensar en eso, Tato… Oye, ¿y por qué no le pediste al gordo Rubén que te diera un poco de carne de puerco? Después se la pagas.
–Recuerda que el gordo Rubén y yo ya no somos tan amigos, y por esta zona no hay otro lugar donde pueda conseguir ni siquiera un pedacito de jamón.
–Imagínate tú… A mí no se me ocurre de dónde vamos a sacar el plato fuerte.
–A mí sí –dice Tato y señala en dirección al patio con un gesto pragmático, hecho simultáneamente con las cejas, la boca y el dedo índice.
–¡Tato, no! ¡Eso no puede ser!
Fefa observa la mano que siempre le da de comer. Esta vez está temblorosa y no trae comida. Maritza sabe que no es buena idea, es una locura. ¿Cómo va a ser capaz de matar a ese ser? Es cierto, vivir a base de huevo es un poco aburrido, pero es proteína y la situación no está como para andar escogiendo. Además, la gallina es la seguridad de la presencia diaria del plato de comida sobre la mesa. Realmente, no deberían zampársela. Pero Tato dice que para grandes cambios hacen falta decisiones radicales, y si hay que comerse la gallina para salir de la miseria, pues se come y ya. Discutir con él significa perder la guerra. Cuando a ese hombre se le mete algo en la cabeza no hay quien le haga retroceder o cambiar de opinión.
Fefa mueve nerviosamente la cabecita y mira a su dueña como si presintiera las intenciones macabras. Maritza respira profundo, se llena de valor y se lanza para atrapar a su gallina, pero la muy rápida esquiva el ataque. La mujer persigue a Fefa por todo el patio: se meten en el corral de los ya inexistentes puercos, pasan por la loma de trastos viejos y corren encima del improductivo huerto. La gallina ya no sabe en donde meterse y, como el patio tiene fronteras, termina cayendo en la letrina.
–La comida ya está servida –anuncia Maritza. Los comensales se sientan a la mesa.
–¡Mmm!, si esto sabe como huele… –expresa el coronel sobándose la barriga.
–Bueno, no soy la gran chef, pero lo hice todo con mucho amor.
–¡Ah!, pero Tato dice que usted cocina como nadie, que su sazón es exquisita.
–Sí, sí. Me atrevo a decir que mi esposa es la mejor cocinera del mundo. Si estoy equivocado es porque mi amor por ella me ciega, jajaja –comenta Tato en un tono repentinamente amoroso para fingir la buena salud de su matrimonio.
Los primeros bocados son llevados a las bocas. Cada cual va a probar a Fefa. Maritza no come, solo observa mientras remueve la comida en el plato.
–¡¿Y esto qué cosa es?! –exclama el coronel.
–Eeee-es gallina –dice la chef invadida por los nervios.
–¡¿Gallina?! No, no, esto no puede ser gallina –dice el coronel negando con la cabeza–. Esta textura, este olor, este sabor. Maritza, mejor me dice la verdad –expresa en tono amenazador.
–E-esa es la verdad, señor. Eso es carne de gallina.
El coronel se gira en dirección a donde está Tato y le da unos manotazos en el brazo.
–¡Oiga!, compay, definitivamente es verdad lo que usted me dijo ayer en la finca. Como su esposa no hay cocinera en el mundo, jajaja.
–¿Vio que tenía razón? Yo se lo dije, como mi Mari no hay dos –y planta un beso con los labios y el bigote llenos de grasa en la mejilla izquierda de la asustada cocinera.
–Maritza, usted le enseñó a preparar la gallina así a su hija, ¿no? –comenta el coronel mirando con lujuria a Madeline. La muchacha no quita los ojos del plato.
–No, pero pronto le enseñaré. Esa es una receta familiar que mi madre me enseñó y ahora ella la debe aprender.
Todos comen, tragan y tragan sin parar. Los cubiertos chocan constantemente contra los platos. Los bocados de Tato son groseros y exagerados. La yuca, el congrí, la ensalada, las manos, las comisuras de las bocas, los bigotes y lo que queda de la pobre Fefa: todo lo sobrevuelan las moscas y todo lo cubre la grasa. Madeline toma la mano de su madre.
–Mami, ¿te pasa algo?
–No, mija, no, solo estaba en las musarañas. Tú sabes que tu madre es una despistada.
–Oye, mima, come un poquito de carne, que está rica.
Maritza no quiere, pero, si se niega, va a contribuir un poco más a la infelicidad de su hija. Toma un trozo de Fefa, lo mastica, saborea y deglute. La próxima vez que tenga la oportunidad de cocinar carne primero la embarrará de mierda.
Más sobre el II Premio de Cuentos Breves Maestro Francisco González Ruiz
El gran número de autores innovadores y la gran calidad del cuento español en el panorama literario contemporáneo es un fenómeno reconocido tanto por la crítica especializada como por los aficionados a la literatura en general y a la narrativa breve en particular. Con el objetivo de promover y difundir este género, hoyesarte.com, primer diario de arte y cultura en español, con la colaboración de Arráez Editores SL, convocaron la segunda edición del Premio Internacional de Cuentos Breves Maestro Francisco González Ruiz, dotado con 4.000 euros y cuyo plazo de presentación de relatos concluye el 7 de julio de 2021.
Durante la fase previa, cada semana el Comité de Lectura seleccionará el relato que, a juicio de sus miembros, sea el mejor entre los enviados hasta esa fecha. El relato seleccionado se publicará posteriormente en hoyesarte.com. Este procedimiento se repetirá cada semana, durante las 27 semanas (tantas como las letras del abecedario de la lengua española) comprendidas entre el 2 de enero de 2021 y el 7 de julio de 2021. Durante la fase final, el jurado elegirá de entre las obras seleccionadas en la fase previa cuáles son las merecedoras del primer y segundo premio y de los dos accésits.
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Fechas clave
Apertura de admisión de originales: 2 de enero de 2021
Cierre: 7 de julio de 2021
Fallo: 6 de agosto de 2021
Acto de entrega: 21 de agosto de 2021