Cuento breve: Sanguijuelas

“14 de agosto de 1981. La sorprendente campaña de la selección de Temuco en la División Mayor del Básquetbol de Chile ha sorprendido a todo el mundo. Nadie esperaba que luego de un inicio de campaña dubitativo, el equipo repuntara como lo hizo y por estos días esté pronto a disputar la final contra la selección de Valdivia. Tan vistosa ha sido la campaña y la emoción que despertó en la ciudad, que la fama del equipo llegó incluso a oídos del hincha deportivo más famoso e influyente de nuestro país, el querido presidente Augusto Pinochet Ugarte, conocido fanático de los deportes, el que por estos días se encuentra en nuestras tierras visitando los territorios. Figura clave en los triunfos de la selección de Temuco ha sido el nortino Andrade, también conocido como El Tocopillano. Todo hace presagiar que se viene una final de infarto contra la selección de Valdivia. En la ciudad no se habla de otra cosa, y las calles son una verdadera caldera”.

¿Qué te parece, Andrade? La ciudad de fiesta y tú preso, en vez de estar entrenando junto a tus compañeros para ganar el campeonato. ¿No te da vergüenza? Todos hemos tenido problemas con nuestras señoras, y nos hemos pegado una canita al aire alguna vez. Nadie es un santo. Incluso el general Pinochet ha tenido sus deslices, pero de ahí a tratar de atropellar a tu mujer hay un mundo de distancia…No llores, hombre, no seas marica. Ella está bien, se encuentra fuera de riesgo vital. Aunque desde ahora en más seguro le dirán la coja Gina. ¿Qué esperabas después de atropellarla? Los doctores lograron salvarle la pierna por milagro. Mira la mitad del vaso lleno, ahora le costará más perseguirte cuando se entere de tus deslices, Andrade. Y si quieres volver a atropellarla, seguro que esta vez no logra escapar. No llores, hombre. No te humilles. Tu mujer te perdonará, las mujeres siempre nos terminan perdonando. Tu hijo está bien. Por suerte la rueda pasó sobre la pierna de tu mujer y no sobre su vientre, si no, la historia sería otra, y tendríamos poco y nada que hacer para sacarte de este lugar. Eres un hombre afortunado ¿Te das cuenta? La vida te está dando una nueva oportunidad a pesar de tus errores. Ahora límpiate la cara. Sé un hombre, y ponle el pecho a las balas.

Levanta la cabeza y mírame, Andrade. Tú sabes las cosas que has hecho por nosotros. Aunque tengamos gustos distintos estamos en el mismo bando, peleando contra el mismo enemigo. No olvidamos la fidelidad que has mostrado hacia nuestro gobierno. Y el general tampoco lo olvida. Por eso estoy aquí, para evitar que te pudras en este hoyo. Tus datos nos han ayudado a mantener la zona en calma y a erradicar la semilla marxista. ¿Cómo se llamaba el dirigente que denunciaste? ¿López? Imagino que no debe haber sido fácil, conocías a su familia, a sus hijos, pero aun así tuviste el coraje de entregarlo.  Y luego te fuiste a ofrecer para ayudar a la familia cuando notificaron su desaparición. Para hacer eso hay que tener nervios de acero. Ser valiente. Un verdadero patriota. Eso lo valoramos.

¿Cómo llegaste entonces aquí, Andrade? Sé sincero. Para ayudarte necesitamos conocer los detalles de lo que pasó ¿El atropello de tu mujer tuvo que ver con los niños? Me lo imaginaba ¿Se enteró de las acusaciones y se volvió loca? No puedo culparla. Cualquier mujer reaccionaría así al enterarse de eso, sobre todo estando embarazada. ¡No me importa si crees que no fue tu culpa! ¡Menos si ella se puso delante del auto cuando intentabas irte, y trataste de esquivarla, pero se te fue el auto! Tus excusas no le importan a nadie, Andrade. Guárdatelas para cuando te confieses. ¿Te das cuenta de la magnitud del problema en que estás metido? ¿Eres consciente del oscuro lugar al que pueden arrastrarte tus deslices?

Deja de llorar y de lamentarte, hombre. No seas patético. Supongo que no llorabas mientras hacías lo que hacías con esos niños ¿O sí? Ahora da la cara, y asume las consecuencias de tus actos. Vamos a salir juntos de ésta, Andrade. Pero nos vas a quedar debiendo una muy grande. ¿Sabes lo que les pasa en la cárcel a los hombres que hacen esas cosas? Ahora tu vida es nuestra. Tienes que jugar esa final, darle una alegría a la ciudad y ayudarnos con los traslados de prisioneros durante las celebraciones ¿Me entiendes? Uy bien, así me gusta.

Mi general va a estar en el gimnasio viendo el partido, y quiere verte salir con el brazo en alto, victorioso. Tengo entendido que el último niño es hijo de un utilero o algo así ¿No? Y que el hombre por poco te asesina antes de que se lo llevaran preso. ¿Sabes si por casualidad ese utilero tiene ideas de izquierda o algún tipo de filiación política? Bueno, cuando salgas de aquí serás tú el que siembre entre la gente de club la idea. Así, cuando desaparezca, nadie irá a buscarlo por miedo a tener el mismo destino que el desgraciado, y las acusaciones en tu contra se evaporarán. A nadie le interesan los alegatos de los muertos…

¿Estás más tranquilo ahora? Límpiate y suénate con la camisa si quieres. Cuando salgas de aquí te daremos ropa limpia, y te podrás duchar y afeitar. Una pregunta ¿Cómo se llamará tu hijo cuando nazca, Andrade? Jorge, lindo nombre. Te voy a dar un consejo. Cuando crezca, haz que ese hijo sea abogado. Podrá ayudarte en el futuro. Toda familia con gustos cómo los tuyos, debe tener un hijo abogado entre los suyos, para que la ley esté de su lado.

Hazme caso, a la larga tú y yo vamos a morir, pero nuestros hijos vivirán y serán los que construirán el nuevo Chile. Ahora acompáñame. Vamos, ponte de pie. Te vas conmigo. Tienes que arreglarte, y recomponerte. Tenemos un campeonato que ganar.

Y a propósito, sólo por curiosidad. No es que me interese, ni mucho menos ¿Qué tal es el asunto con niños?