En octubre de 2008, después de dos años de duras negociaciones, Google, la Asociación de Editores de EE.UU. y la del Gremio de Autores (Authors Guild) cerraron un acuerdo de 125 millones de dólares por el que el primero se hacía con los derechos digitales de millones de obras para poder ofrecerlas a través de Internet en formato de libro electrónico y audiolibros. A cambio retribuía a editores y autores con el 63% de los beneficios obtenidos de ello.
Objeciones legales
Ese acuerdo fue llevado ante los tribunales en septiembre de 2009 por el Departamento de Justicia estadounidense, junto a las autoridades de cinco Estados del país, por considerar que podría violar la legislación antimonopolio. El juez Chin considera, de hecho, que el acuerdo daría a Google una significativa ventaja sobre sus competidores en el mercado del libro digital.
El Departamento de Justicia ya había señalado que el acuerdo generaba «significativas preocupaciones legales», incluido el hecho de que Google se lucrará con la digitalización de libros descatalogados y de los que sus autores no reclamen sus derechos en un período de cinco años. «Como [la administración estadounidense] y otros han dejado claro, muchas de las objeciones suscitadas se levantarían si se tratase de un acuerdo con una participación opcional, en vez de un acuerdo que implica una adhesión automática, salvo rechazo expreso», ha advertido el juez Chin.