“Debemos trabajar en esta idea de pacto, no sólo en un plan, ya que el pacto tiene un sentido más movilizador. Debemos ser capaces de implicar en ello a toda la sociedad civil”, explicó Barrero. “Después de la crisis y la disrupción que ha supuesto el desarrollo tecnológico es el momento de pensar y diseñar un futuro para la industria, pero sobre todo para la lectura y el libro como elemento simbólico de la cultura”.
En este encuentro, el ministro destacó que «tenemos en nuestras manos un instrumento revolucionario, el libro, para trazar el futuro y hacer nuestra sociedad más crítica, más rica y madura para afrontar los retos que se le vienen encima».
Además, Guirao recordó la reciente inversión de 1.600.000 euros destinada a la compra de libros para las bibliotecas públicas (sin dotación desde 2011), y la reactivación de los convenios de dotación bibliográfica con las comunidades autónomas.
Editores/dinamizadores
Tras la idea de pacto subyace también el compromiso del sector por recuperar el papel que los editores tuvieron en el pasado como dinamizadores de la sociedad. Un papel que, como explicó en este encuentro el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid, Jesús Martínez Martín, contribuyó a extender la producción intelectual durante la transición y a “socializar el libro, llevar el libro a una sociedad de masas y, con ello, a conseguir una agitación cultural que se extendió y configuró un sentido crítico”.
En España, la industria editorial mueve anualmente más de 3.300 millones de euros, y da empleo directo e indirecto a más de 30.000 personas. Las más de 700 empresas editoriales agrupadas en la FGEE representan cerca del 97% de la facturación del sector y a lo largo de 2018 se vendieron más de 160 millones de ejemplares y se editaron 76.602 títulos.