Nuestra heroína es una alumna de cuarto de primaria que lleva desde los seis años solucionando conflictos en ese universo a escala que es el recreo de los coles, allí donde actúan los matones, sufren los diferentes, triunfan los mejores deportistas… Esa jungla de cemento por la que todos hemos pasado con mejor o peor fortuna y en la que Doña Problemas resuelve incidencias de diferente gravedad con igual o mayor sentido de la responsabilidad que los grandes superhéroes… y sin kryptonita que pueda hacerle perder pie. El narrador de esta novela para lectores a partir de los ocho años es Juan, su amigo y entregado cronista de sus hazañas. De ella nos dice que sus facultades especiales son la supermirada, la superescucha, la superintuición y la superempatía.
Esta última, la superempatía, es el superpoder central del relato; aquel que seguramente los maestros como El Hematocrítico, que es, entre otras muchas cosas, profesor también de Educación Infantil, prefieran para todos sus alumnos, el aprendizaje esencial en el campo de las habilidades sociales para salir un día al mundo adulto y hacer de éste algo mejor. “No podía concebir un colegio en el que todo el mundo fuera a su bola y nadie pensara en los problemas de los demás”, cuenta Juan de Doña Problemas. Por eso entre los retos que asume resulta especialmente revelador el del personaje abusón que en su fuero más interno se siente en cierto modo tan vulnerable como sus víctimas y que aprende felizmente a ponerse en la piel de los demás. El humor de El Hematocrítico y el talento gráfico de Roca al servicio de una verdadera superheroína de barrio, que diría Kiko Veneno.
El Hematocrítico
Ilustraciones de Paco Roca
Editorial Anaya Infantil y Juvenil
96 páginas
12,50 euros