Por sus dimensiones, es obvio que Weiner no quiere –al menos al primer intento- entregar su versión de la gran novela americana, que de alguna manera ya ha escrito cuando nos contó la historia de Don Drapper y la agencia de publicidad Sterling Cooper. No es el caso de Absolutamente Heather y eso que tiene Weiner fama de hombre profundamente ambicioso.
Sabemos por el trabajo de Brett Martin (Hombres fuera de serie, 2014, editorial Ariel) que Weiner, hijo de un prestigioso médico, neurólogo de Ronald Reagan, no tuvo éxito como actor antes de ponerse a imaginar tramas televisivas. También que su vocación incesante por alcanzar la excelencia va en su ADN desde que sus padres le educaran en el convencimiento de que era el mejor y al mismo tiempo de que nunca era suficientemente bueno.
Puede ser que el tipo que ha conquistado todas la cimas de la televisión en forma de mogollón de Globos de Oro, Emmys, etc. y con apabullante reconocimiento de crítica y público necesitara demostrarse a sí mismo, por una vez que, es un narrador igual de excelso cuando se pone él solo ante el folio en blanco, fuera de una sala habitada durante meses por una docena de guionistas dispuestos a destrozar tu idea o mejorarla. O Puede ser que estemos ante la primera de muchas novelas, cada vez mejores.
Si ya el modesto libro que nos ocupa arrastra de por sí demasiadas expectativas difíciles, casi imposibles de cumplir (“¿le habrá salido un relato largo tan valioso como los mejores de su adorado John Cheever? ¿Habrá conseguido una ópera prima tan potente como lo fue en los sesenta la Vía revolucionaria de su admirado Richard Yates?), encima la obra viene avalada por un ramillete de grandes nombres de la literatura actual; nada menos que James Ellroy, John Banville o Zadie Smith elogian el estreno. Complicado pues sumergirte en esta historia sin pensar cada dos párrafos que la cosa no es para tanto. Y sin embargo a poco que uno olvide todo lo que le rodea a la novela, lo cierto es que se lee de un tirón. Por su sencillez y por su argumento.
No es exactamente, como apunta la promoción, El cabo del miedo trasladado al Manhattan actual pero casi. Matrimonio adinerado y aparentemente feliz con hija guapa y lista deseada por un joven depredador con todo en contra y nada que perder. Cuanto menos se sepa de su sinopsis, más inquietante resulta su lectura, lineal y absorbente. Que nadie busque los diálogos para enmarcar de los mejores capítulos de Mad Men porque esta tragedia, con solo cuatro personajes, carece de ellos. Sin florituras de estilo, Weiner se propone y consigue sumergirnos en una narración perturbadora a la manera en que –no pasa nada pero nada bueno va pasar– tan bien hacía Patricia Highsmith. Un clima de suspense que hace compatible con una crítica a la obsesión por el dinero y las apariencias para sentirse feliz y a las inmensas diferencias de clase de su país.
Absolutamente Heather [1]
Matthew Weiner
Traducción: Albert Fuentes
Editorial Seix Barral
160 páginas
17 euros