Inaugurado en 1969, el proyecto, que fue realizado por un equipo formado por los arquitectos Ruy Jervis d’Athouguia, Pedro Cid y Alberto Pessoa, perseguía servir como homenaje a la memoria de Calouste Gulbenkian y reflejar las características esenciales de su carácter, la espiritualidad, la fuerza creativa y la simplicidad de la vida. El conjunto arquitectónico tiene como protagonista a la línea con diferentes áreas hábilmente unidas entre sí y está rodeado por una zona verde.