«Después de dos años excepcionales, Christie’s se ha adaptado a un mercado diferente en el primer semestre de 2023 como consecuencia de un entorno macroeconómico más difícil», ha afirmado Guillaume Cerutti [1], su director general, al comentar los resultados semestrales de la empresa.
En mayo, las subastas de arte moderno y contemporáneo de Christie’s, Sotheby’s y Phillips [2] en Nueva York se vieron notablemente afectadas. Asustados por el aumento de la inflación y la subida de los tipos de interés, los propietarios se mostraron reacios a poner a la venta sus obras. Las tres casas recaudaron un total de 1.400 millones de dólares (con comisiones), cifra significativamente inferior a los 2.500 millones obtenidos en mayo del año anterior, según los datos de Pi-eX [3], empresa londinense de análisis de subastas de arte.
Nuevas estrategias
En la misma línea, las ventas del primer semestre de Phillips tampoco han sido buenas. La casa siempre ha destacado por decantarse por los artistas más emergentes y los de media carrera. Cuando aún imprimía sus catálogos eran más parecidos a los de una exposición de artistas del panorama contemporáneo a los de una subasta histórica.
El caso es que este verano, en su sede principal de Londres, expuso una veintena de pinturas recién salidas del estudio de Damien Hirst, algo inusual en una casa de subastas. Paralelamente, no extraña que justo haya anunciado una nueva plataforma digital para venta de ediciones limitadas. Para ello ha encargado obra a diversos artistas, objetos de diseño o incluso joyas, que los coleccionistas podrán adquirir directamente en la plataforma.
Su estrategia está muy clara: bajo el nombre de Dropshop [4] quieren adentrase aún más en el mercado primario, garantizando a los artistas que si las obras se revenden recibirán una comisión del 3% sobre el precio final. De esta manera diluyen las fronteras entre el mercado primario y secundario, a la vez que se benefician de la irrupción de las redes sociales y la consolidación del mercado digital, donde los artistas buscan nuevas formas de representación.
Oferta más limitada
En todo caso, como señala Robert Read [5], responsable de arte y clientes privados de la aseguradora londinense Hiscox [6], es poco probable que esta caída generalizada de las ventas se convierta en algo parecido a un desplome, al menos en el extremo superior. «Es como el mercado inmobiliario», afirma Read. «A la gente no le gusta vender en un mercado a la baja. De repente, la oferta se vuelve más limitada».
Los elevados tipos de interés pueden haber expulsado del sistema a algunos especuladores y compradores menos pudientes, y el nerviosismo económico general puede haber hecho que algunos grandes actores se muestren reacios a vender. Sin embargo, el núcleo del mundo del arte, formado por unos pocos cientos de coleccionistas muy adinerados, simplemente se ha vuelto menos activo, en lugar de sufrir una disminución significativa de su patrimonio neto.
Como suele decirse, el mercado del arte no es sólo un único mercado, sino varios y no todos tienen por qué caminar a la vez. En la feria Art Basel celebrada en junio, por ejemplo, los responsables de prensa de los principales marchantes internacionales de «marca», como Hauser & Wirth, Pace, David Zwirner y White Cube, publicaron sus habituales listas de inventario vendido, confirmando aparentemente la conclusión del informe Art Basel & UBS Art Market 2023 de que «los marchantes que operan en la gama más alta» registran «ventas significativamente mejores… [que] sus homólogos de los niveles más bajos».
Bajo la marca
«La marca es fundamental», afirma Clayton Press [7], coleccionista afincado en Nueva Jersey, que recuerda que los compradores asumen un riesgo financiero cuando adquieren una obra de arte contemporáneo. «Quieren una marca fiable», añade. «Se sienten cómodos con entidades conocidas, con cosas que han tenido éxito en el pasado, incluso en el pasado reciente».
Noah Horowitz [8], director ejecutivo de Art Basel, señaló en una reciente entrevista en The New York Times [9] que la gente «se guía cada vez más por la marca», y que compran a las galerías de Art Basel «porque somos una marca». Su rival Frieze, que acaba de ampliar su oferta con la adquisición de Armory Show de Nueva York y Expo Chicago, también lo es. Asimismo, artistas consagrados como Yayoi Kusama, Damien Hirst, KAWS, Anish Kapoor e incluso Ai Weiwei se han convertido también en marcas. Megagalerías como Hauser & Wirth y Gagosian (que ha incorporado a Delphine Arnault, heredera del grupo de lujo LVMH, a su renovado consejo de administración) tienen el poder de convertir rápidamente a artistas emergentes como Christina Quarles [10] o Jadé Fadojutimi [11] en marcas internacionales fiables y caras. Lo que no está claro es que la expansión de esta dinámica pueda sostenerse. Veremos si esta profusión de marcas mantienen su valor estable con el paso del tiempo.