Estas obras formarán parte destacada de la Subasta de Arte de Posguerra y Contemporáneo (6 de octubre de 2017), la venta Up Close (3 de octubre de 2017) y las próximas subastas de Arte Impresionista y Moderno que se celebrarán en febrero de 2018. Además se exhibirán en Christie’s King Street (Londres) a partir del 29 de septiembre de 2017. Pero antes viajarán a Christie’s Nueva York (Rockefeller Center, 8 al 12 de septiembre), a Hong Kong (18 al 21 de septiembre) y a Madrid, donda podrá verse la escultura de Giacometti los días 19 y 20 de septiembre.
La colección de Tàpies, formada por obras de algunas de las figuras más importantes del arte de vanguardia del siglo XX, ofrece una visión inigualable del profundo vínculo entre este artista y el arte por el que se interesó durante toda su vida. Estos objetos, que formaban parte de su intimidad, estaban profundamente relacionados con su propia actividad artística y solían funcionar como catalizadores de sus impulsos creativos, a la vez que suponían un reflejo de las relaciones seminales, las amistades y los principios que lo inspiraron a lo largo de su carrera.
Construida en torno a su deseo de comprender los misterios de la vida, la colección abarca diferentes periodos y culturas, incluyendo ejemplos de estatuas Khmer junto con pintura abstracta moderna y surrealista, arte tribal africano y antigüedades.
Desde la destrucción
Antoni Tàpies creció rodeado de la violencia de la Guerra Civil, grabada en los antiguos muros de su ciudad. Partiendo de la destrucción creó uno de los mayores conjuntos de arte abstracto del siglo XX. Se dio a conocer a finales de los años 40 con su trabajo en un lenguaje surrealista muy en consonancia con las ideas de artistas como Paul Klee y Joan Miró.
Gracias a una beca para estudiar en París –entre 1950 y 1951– pudo conocer a Pablo Picasso, quien le dejó profundamente impresionado. Motivado tanto por su interés en la filosofía Zen como por la austeridad de la España de posguerra, escogía deliberadamente materiales de uso cotidiano para darles un nuevo significado, evocando así una alquimia transformadora que prefiguraba el movimiento italiano del arte povera.
Tras sus primeras exposiciones en Estados Unidos en 1953, representó a España en la Bienal de Venecia de 1958. Su exposición individual en el Solomon R. Guggenheim Museum en 1962 tuvo un gran éxito y le abrió las puertas al mundo del arte norteamericano.
En 1984 creó la Fundación Tàpies –que conserva su archivo y más de dos mil de sus obras– y que hoy continúa promoviendo el estudio interdisciplinar del arte moderno y contemporáneo. Importantes exposiciones retrospectivas de su obra se pudieron ver en el Jeu de Paume de París en 1994; en el Guggenheim de Nueva York en 1995 y en el Museo Reina Sofía de Madrid en el año 2000.
Art Informel
Para Guillermo Cid, especialista en Arte de Posguerra y Contemporáneo de Christie’s, «estamos encantados de poder ofrecer este impresionante conjunto de obras de la colección personal de Tàpies. Este artista, denominado por Michel Tapié como uno de los cuatro fundadores del movimiento Art Informel –junto con Willem de Kooning, Jean Dubuffet y Lucio Fontana–, es sin duda una de las figuras más importantes de su generación. En España, su obra simboliza el renacimiento de la actividad cultural de la posguerra y ha llegado a asociarse con nuestra forma de ser y la imagen que proyectamos al mundo. Era un gran humanista y un coleccionista apasionado. Su colección trasciende lo meramente estético y ejemplifica el camino recorrido en la maduración de su arte y el de sus contemporáneos: la presencia misteriosa de la escultura de Giacometti de los años 20, el perfecto toque surrealista de las obras de Miró, el audaz mensaje de Picasso o la cualidad sublime de su Rothko de gran escala».
Tàpies reunió obras de arte aparentemente dispares en el tiempo y en la cultura, coleccionando apasionadamente pero de manera única y personal. Esta ecléctica colección se formó en la casa familiar, diseñada por el arquitecto José Antonio Coderch a principios de los años 60, siguiendo las precisas instrucciones del artista. En este entorno elegante y sutil, las obras cobraban vida para crear un ambiente único, absorbente y caleidoscópico en el que vivía y trabajaba. Él y su inseparable esposa Teresa seleccionaron y distribuyeron cuidadosamente los objetos por la casa creando –al combinarlos entre sí– una energía misteriosa y enigmática que lo reconfortaron, inspiraron y obsesionaron toda su vida.
Rothko, Giacometti…
Entre las piezas más destacadas de la colección se encuentra Untitled (Orange and Yellow), una visión luminosa del célebre período final de Mark Rothko. Unas finas capas de pigmento amarillo y naranja delimitan tres poderosas zonas de color, iluminadas por la gran superficie pálida posterior y enmarcadas por un borde vibrante. Esta pintura, realizada en 1969, año anterior a la muerte del artista, pertenece a la serie de obras sobre papel de gran formato que se cuentan entre sus últimos y más conmovedores logros. Los impactantes y saturados tonos de Untitled (Orange and Yellow) demuestran que, a pesar de ver mermada su capacidad física tras sufrir un aneurisma en mayo de 1968, Rothko siguió concibiendo su arte como un vehículo para llegar a lo sublime.
Homme (Apollon), concebida en 1929, durante uno de los períodos más apasionantes y experimentales en la vida de Alberto Giacometti, pertenece a una innovadora serie de esculturas gracias a las cuales el artista llamó la atención del principal grupo de vanguardia de la época en París: los surrealistas. A partir de entonces, las esculturas de Giacometti evolucionarían y asumirían un estilo geométrico abstracto cargado de un poder extraño y evocador, con visiones simplificadas, estilizadas y profundamente estremecedoras de la humanidad. De los seis ejemplares de la edición, uno forma parte de la colección del Kunstmuseum de Basilea y otro de la del Hirshhorn Museum and Sculpture Garden en Washington D.C.
Picasso y Miró
Encabezando el grupo de obras que se ofrecerá en las próximas subastas de Arte Impresionista y Moderno, en febrero de 2018, se encuentra otra pieza de excepcional calidad: Le coq saigné (El gallo desangrado) de Pablo Picasso (1947-1948). Se considera una de las obras más cautivadoras y visualmente complejas de la gran serie de naturalezas muertas que pintó el artista durante e inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial. Una sinuosa composición que entrelaza color, formas planas, líneas y patrones en la que el tema se vuelve casi completamente abstracto.
Otras obras destacadas de la colección son Peinture, de Joan Miró (1926, estimación: 667.000 – 1.000.000 euros), que pertenece a la famosa serie de sus pinturas «oníricas» –enigmáticas composiciones fantasmales que el artista comenzó en París en 1925– y Tête d’homme (1932, estimación: 890.000 – 1.335.000 euros), del mismo artista, que forma parte de un pequeño grupo de 12 pinturas experimentales al óleo de proporciones íntimas, surgidas en un momento crucial de la carrera de Miró, tras varios años marcados por lo que éste denominó una «crisis de conciencia personal».
El conjunto de estas obras muestra la relación de Tàpies con estos artistas, amigos y compañeros de profesión y un momento de vanguardia en el arte del siglo XX.