El óleo en cuestión representa a tres jóvenes hermanas de la mano en la orilla del mar. Su composición fotográfica elimina la línea del horizonte y muestra a una niña en movimiento en el margen izquierdo, que contrasta con la pose estática de sus hermanas, que contemplan las olas a sus pies. La arena húmeda brilla entre negros y morados, lo que contrasta con los tonos más claros de la ropa de las niñas y las aguas agitadas que llenan la mayor parte del lienzo.
La escena se ve desde arriba, como si se viera a través de la lente de una cámara, lo que refuerza la profundidad en un juego con la línea diagonal del agua. Hay ternura en el conjunto, pero no cae en el sentimentalismo al que el tema podría prestarse. En cambio, Sorolla transmite un naturalismo que refleja un profundo conocimiento de los elementos y los niños, y la reacción de cada uno al otro, lo que otorga al óleo una extraordinaria luminosidad y humanidad.
Estela expositiva
Tras su exhibición en Christie’s Madrid (calle Antonio Maura, 10), el óleo viajará a Hong Kong, donde será expuesto del 28 de mayo al 1 de junio. Su estela expositiva comienza en 1911, en el Instituto de Arte de Chicago, que lo expuso en la muestra Paintings by Joaquín Sorolla y Bastida under the management of the Hispanic Society of America, que viajó el mismo año al Museo de Arte de San Luis (Misuri). Precisamente este museo acogió al año siguiente el óleo de Sorolla en la muestra Paintings from St. Louis Homes. A collection of works owned in St. Louis and lent to the Museum.
Desde la exposición de 1912, Las tres hermanas en la playa no vio la luz hasta el pasado año, en la sorprendente muestra Sorolla y Estados Unidos que la Fundación Mapfre organizó en su madrileña Sala Recoletos.
La inocencia de la infancia
Aunque Sorolla pintó numerosos retratos de la familia real española y líderes industriales americanos, la habilidad que lo hacía único era su capacidad para modular su técnica y aplicarla brillantemente al retrato infantil, lo que le permitió captar toda la exuberancia, maravilla y, sobre todo, la inocencia de la infancia.
Este óleo, que retrata a tres jóvenes hermanas en la playa de Valencia, se relaciona íntimamente con la profunda devoción de Sorolla a su propia familia y los niños, a los que retrató en no pocas ocasiones. En ellos, alejándose de los retratos formales, el artista valenciano encontraba una fuente de expresión creativa desenfrenada.
Estas escenas, que cimentaron la reputación internacional de Sorolla en las exposiciones en París y Londres en el año 1900, alcanzado su cénit creativo en una serie de pinturas, de las cuales el presente trabajo es una parte, ejecutada sobre todo en Valencia en 1908 y destinada para su exhibición en América el año siguiente. La fructífera unión entre Sorolla y el millonario estadounidense Archer Huntington convirtió dicha exposición en la Hispanic Society of America en todo un éxito.
Estas pinturas fueron revolucionarias en su combinación de un alto sentido de la composición fotográfica y realismo con una técnica profundamente pictórica, marcada sobre todo por el hábil manejo de rosas, blancos, azules y negros, como se ilustra en el óleo a subasta. La primera otorgó a las pinturas de Sorolla de una extraordinaria naturalidad y un acercamiento único a los retratados, mientras que el segundo le hizo captar a la perfección el movimiento de remolinos de agua y la ondulación de telas.