Singular escenario 

Para empezar, el recinto en sí mismo le otorga una fuerte personalidad. Se trata del Centro de Exposiciones San Jorge en la Iglesia de la Preciosa Sangre, un impresionante edificio del barroco jesuítico comenzado en el siglo XVII. Este singular escenario, que en el interior se encuentra tapado por los paneles asépticos que albergan la muestra, asoma por encima de ellos. Así, mirando hacia el techo podemos ver increíbles fragmentos de la luminosa arquitectura que se superpone a las obras de la feria, en un más que sugerente choque poético. El entorno, al no estar pensado como sede artística, es algo laberíntico, y las galerías se suceden unas a otras sin diferenciaciones arquitectónicas, formando una suerte de continuum fluido que no resulta muy común en eventos de este tipo, y que, si bien puede resultar perjudicial para el discernimiento de las galerías, de algún modo unifica los discursos.

Paisaje fotográfico

Entre las 21 galerías invitadas, este año ha habido cuatro portuguesas, una brasileña, y 16 de distintos puntos de España, destacando las madrileñas Helga de Alvear y Elba Benítez o la malagueña Alfredo Viñas. Y si la obra traída es, como suele ser en estos casos, muy variada, el espacio parece predisponer hacia los pequeños tamaños. La preeminencia innegable es de la fotografía, y encontramos, curiosamente, muchísimas imágenes que retratan paisajes naturales. Es el caso, por ejemplo, de la hermosa View (RP-BO8), de Raúl Gómez Valverde, traído por Del Sol St. Art Gallery, de Santander, donde vemos la apacible orilla de un estanque, con total ausencia de la presencia humana.

Parece como si de manera más o menos inconsciente los galeristas invitados hubiesen pensado en la naturaleza extremeña, tan impresionante en estas fechas. También resultó hermoso comprobar el diálogo entre las fotografías y la naturaleza en vivo, que penetraba en las salas a través de las numerosas ventanas abiertas al exterior, que presentaban vistas bucólicas en movimiento.

La sombra de Vostell

Sin embargo, aparte del condicionante local geográfico, pareció haber otro histórico-cultural que motivó la elección de algunas de las piezas. El propietario de la galería Nuble lo dijo claramente: “No podíamos venir a Cáceres sin una representación del artista alemán con tanto arraigo en Extremadura”. Se trata por supuesto de Wolf Vostell, personaje muy vinculado a Fluxus que estuvo viviendo durante años en Malpartida de Cáceres, donde tiene su propio museo.

Precisamente un cuadro de este artista titulado El muerto que tiene sed (1977) ha resultado ser el más caro de la feria.
No sólo se trata de que diversas galerías han traído piezas de este creador: su herencia resulta muy patente en la elección de muchos otros artistas. La feria, que no es ni muy tradicional ni muy innovadora, parece otorgar cierta importancia a las piezas de los años sesenta y setenta. Resulta muy interesante la obra de la reciente premio nacional de artes plásticas, Esther Ferrer, que se retrata vomitando monedas como si fuese una máquina tragaperras en su Serie el libro de las cabezas (euroretrato a/b/c/d/e).

Figuras ya clásicas como Francis Bacon, Joseph Beuys o Equipo Crónica han sido traídos por la galería madrileña Helga de Alvear. Jóvenes artistas portugueses y latinoamericanos ya consagrados como Joana Vasconcelos, Carlos Bunga o Ernesto Neto han tenido absoluto protagonismo en la galería Elba Benítez, también de Madrid. La pieza de Vasconcelos La Pareja (2005) ha sido vendida por 40.000 euros.

La ocupación de la ciudad

Fuera de las paredes del Centro Cultural San Jorge y la iglesia de la Preciosa Sangre se ha desarrollado el proyecto Quizás me puedas contar otra historia, donde Francesc Ruiz, Dora García, Juan López, Susan Philipsz, Markus Schinwald y Joan Morey han realizado intervenciones artísticas en lugares señalados de Cáceres, invitando a los visitantes de la feria a recorrer la ciudad.

Uno de los entornos más impactantes es el aljibe hispanomusulmán del siglo XII donde la artista escocesa Susan Philipsz ha realizado su instalación sonora Long Gone, concebida a partir de un tema interpretado por Syd Barrett, cantado a capella con repeticiones que evocan el eco de un aljibe. Destaca también la obra Allí, donde Dora García, continuando su investigación acerca de la sociedad de la vigilancia, ha situado una cámara que proyecta a tiempo real las imágenes de todo lo que sucede en la plaza de Canilleros.

Además, para completar, tuvieron lugar diversas conferencias durante los días que duró la feria, tanto en el  Museo de Cáceres como en el Museo Vostell de Malpartida.