La obra de Croft ha sido mostrada en cientos de exposiciones colectivas e individuales a lo largo de los últimos veinte años, y su producción está presente en importantes colecciones portuguesas y españolas, entre las que se cuentan la Fundación Calouste Gulbenkian, la Fundación Serralves, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia, la Pinacoteca del Estado de São Paulo, el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro y el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo de Badajoz, entre otras. En España trabaja habitualmente con la galería Helga de Alvear, Galería La Caja Negra y el taller Tristán Barbará.
Doble universo
Su obra se caracteriza por un cuidadoso proceso constructivo en el que entran en contacto los universos formal y particular del autor. En sus propias palabras, “lo interesante de mi obra está en los matices y las pequeñas diferencias, no en tratar de encasillarla dentro de una línea determinada". En definitiva, se trata de un proyecto y un trayecto individual al margen del itinerario fijado por las escuelas.
En relación con esta concepción de su obra, sus creaciones son siempre el fruto de una investigación sobre los procesos que se desencadenan en su interior, y en el que se entreveran las dimensiones visuales, plásticas y poéticas de los objetos creados, produciendo una sensación de precario equilibrio entre lo estable y lo inestable, que para Croft “refleja lo transitorio del universo".