El ministro de Cultura, José Guirao, se ha unido a las condolencias por la muerte de Guinjoan: “No sólo nos deja un prolífico creador, con más de cien obras vocales, sinfónicas y de cámara en su haber, nos deja un espíritu sabio y libre que renovó el lenguaje musical con las influencias de las vanguardias europeas”.
“Su obra es vitalista y original y será siempre referente para futuras generaciones. Es, sin duda, un enorme embajador de nuestra cultura contemporánea en todo el mundo”, ha añadido Guirao.
Guinjoan realizó los estudios musicales de piano en el Conservatorio del Liceo de Barcelona y en la École Normale de Musique (París), para posteriormente cursar los estudios de composición con el maestro Taltabull (Barcelona) y en la Schola Cantorum (París). Su música para piano refleja las características propias de toda su obra, marcada por el pluralismo estilístico y por la integración tamizada de la música popular de raíces mediterráneas.
Tras una breve e intensa carrera pianística, desarrolló a partir de 1960 una doble vertiente orientada tanto a la composición como a la divulgación de la música contemporánea mediante la fundación del grupo de cámara Diabolus in Musica, con la colaboración de Juli Panyella. Con esta formación, que dirigió hasta 1986, compaginó el estreno de numerosas obras propias y de compositores españoles y extranjeros con el repertorio tradicional del siglo XX de Stravinsky, Schönberg y Webern, entre otros.
A partir de 1986 se dedica exclusivamente a la composición. Su catálogo consta de más de cien partituras, con obras para solo, cámara, orquesta sinfónica, conciertos para solista y orquesta, vocal, etc., que han sido interpretadas en los cinco continentes.
Joan Guinjoan recibió, entre otros numerosos galardones, el premio Reina Sofía de Composición, el Premio Nacional de Música del Ministerio de Cultura y de la Generalitat, el Iberoamericano Tomás Luis de Victoria y, en tres ocasiones, el Ciutat de Barcelona.