Llegado como un milagro en plena crisis económica, el órgano, construido por la casa alemana Klais [1], supone señalar León en el mapa con un círculo rojo por su propuesta organística, luchada y perseguida desde hace 30 años por Samuel Rubio, organista, musicólogo y director del Festival Internacional de Órgano Ciudad de León, que este año celebra sus tres décadas de vida de la mejor manera posible.
La nueva joya de la catedral tiene 4.344 tubos, 5 teclados, 64 registros, 20 acoplamientos y 8 fachadas. «Cuando digo que es el más grande el mundo la gente piensa ‘menos faroles’, pero hay que entender la grandeza en muchos sentidos. No se entiende por metros, porque la catedral de León es pequeña comparada con las grandes europeas, me refiero a grandeza sonora», afirma Rubio. «Hoy en día es el órgano más sublime, más completo y con las técnicas más avanzadas que puede existir en Europa».
El principio
Los inicios no fueron fáciles y el proceso ha sido muy largo. A lo largo de estos 30 años se han producido cambios de Gobierno, discusiones de todo tipo e instituciones que no entendían su valor real. Hasta en cuatro ocasiones diferentes maestros organeros visitaron la ciudad para presentar sus propuestas. Los tres primeros fracasaron hasta que el cuarto, hace cuatro años, por fin se hizo con el proyecto. «Creo que la intervención del entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que vino al festival ese año, fue decisiva, ya que afirmó que el Ministerio de Cultura estaba dispuesto a pagar el 30% del coste del nuevo órgano. Al comprometerse el Gobierno central, las demás instituciones decidieron también hacer algo. Ese fue el espaldarazo definitivo», señala un emocionado Rubio que rememora cada paso de esta historia cuidadosamente.
«Cuando vino el constructor, Philipp Klais, lloraba como un niño pequeño porque aunque ha hecho grandes órganos por el mundo, en los lugares más famosos, construir este para la Catedral de León le parecía un reto increíble porque tenía más cristal que piedra. Dijo que tardaría tres años y cumplió el plazo. Desde el pasado abril los maestros organeros han estado instalándolo, desde hace un mes armonizándolo y hoy ya se puede escuchar», relata.
La inauguración
Casi 6.000 personas acudieron el sábado pasado al concierto inaugural ofrecido por el compositor y organista Jean Guillou, asesor técnico del instrumento o «padre de la criatuura», como le llama cariñosamente Samuel Rubio. No cabía un alfiler: Crisóbal Halffter, Antonio Colinas, Antonio Baciero, el organista de la Abadía de Westmister, el de la catedral de Notre Dame y otros tantos reconocidos no quiseron perderse la cita.
Personalidades, melómanos y ciudadanos, «todos muy emocionados. Había una expectación muy grande. La mayoría de la gente no pensaba que pudiera conseguirse en estos tiempos de crisis. Yo estaba convencido de que sí, aunque muchos no me creían. Ahora me he quedado como si me hubieran dado una paliza», afirma. «Me emocioné… Son muchas cosas, después de tantos años, las que se me vinieron a la mente».
Grandes organistas
Hasta el día 20 de octubre se celebra la presente edición del Festival de Órgano [3] y grandes organistas como Adolfo Gutiérrez Viejo, Daniel Oyarzábal, Juan de la Rubia, Oscar Candendo y Giampaolo di Rosa interpretarán programas especialmente escogidos para conformar un pequeño muestrario de las infinitas posibilidades sonoras del instrumento. La catedral albergará también un concierto sinfónico con el instrumento como protagonista, con obras de Saent-Saens y Poulenc y la Orquesta Sinfónica de Castilla y León.
Las entradas para todos estos conciertos son gratuitas.»A mí me gustaría cobrar algo por orden, por disciplina del concierto, ya que siempre hay gente que entra que luego quiere salir y esas cosas se evitan con un precio simbólico que no conduce a ningún lucro. Al mismo tiempo puede ayudar a pagar unos programas. Sin embargo tenemos la prohibición por parte del Obispado. Habrá que seguir discutiéndolo», afirma el director.
El camino que aún falta
La lucha de Samuel Rubio, de la Asociación de Amigos del Órgano de la Catedral de León y de los amantes de la música en general ahora es otra, pero puede decirse que tan ambiciosa. Ya se está pensando en grabaciones y, de hecho, el propio Jean Guillou se ha comprometido a grabar durante cuatro noches seguidas en la catedral los Conciertos de Haëndel. Otra es la búsqueda de unos estudios especializados de órgano en el Conservatorio de León y que cualquier estudiante de este instrumento del mundo sepa situar a León en el mapa. También que el órgano antiguo, de momento «tirado» en un almacén, recale en un lugar que lo merezca. Todo se andará.
«Creo que va a haber un antes y un después de lo sucedido. El sábado fue un día histórico. Muy pronto nos daremos cuenta de que la catedral se ha enriquecido. León también, el mundo de la cultura, el mundo de la música… Sólo decir que desde ahora las vidrieras de la catedral lucen más porque antes les faltaba el compañero de viaje que siempre han tenido», finaliza Rubio.