Editado por Ímpetus Madrid Baroque Ensemble, el álbum invita al oyente a un terreno muy poco explorado y muy rico a nivel textual y musical, propio de un compositor a caballo entre dos épocas y con una interesante personalidad.
Las canciones que en él se encuentran provienen de dos colecciones: la de 54 poemas de Christian Fürchtegott Gellert, editada por Winter en Berlín en 1758, y la que ilustra los 60 textos de Christoph Christian Sturm, publicada por Herold en Hamburgo en 1781 y 1782. Se trata de una selección de las más de 180 canciones del hijo de Bach, concretamente todos ellas concebidas como «derechas al corazón», según llegó a expresar el propio compositor. Sin duda, la profundidad de las mismas, la poética y el interiorismo están presentes en todo el álbum.
Para el periodista y musicógrafo Eduardo Torrico, estamos ante un disco excepcional porque hay muy pocas grabaciones de Carl Philipp Emanuel Bach: «Quizás se han grabado otro tipo de obras, pero realmente de estas odas, de estas canciones, casi no existen registros. Además nos encontramos ante un repertorio de difícil clasificación porque puede pertenecer a un período preclásico y al escucharlo, quien no sepa que es el hijo de Bach, puede pensar que son de Schubert e, incluso, de Beethoven».
Compositor adelantado
Todo empezó un buen día en que Maraví Blasco tuvo un encuentro fortuito con estas obras. «Estaba viviendo en Bolonia y allí había una tienda en la que me tiraba tardes enteras. Me encontré con un libro chiquitito con los lieder de Carl Philipp Emanuel Bach y más tarde fue mi primer proyecto con Accademia del Piacere, que fundé junto con Fahmi Alqhai, ya que publicamos música de la familia Bach e incluimos algunas obras de Carl Philipp. Años después, en un concierto en El Escorial, conocí a Yago y le pregunté si conocía las canciones porque siempre me interesó grabarlas con fortepiano». Esa misma noche ambos empezarían a planificar esta grabación.
Sobre las dificultdades de interpretar la música de C.P.E. Bach dice Mahugo que el problema de este compositor y el de todos los preclásicos es que están a caballo entre dos épocas: «No sabes si aplicar la interpretación barroca o la interpretación clásica. Realmente parece compuesta 50 años después y personalmente me atrae mucho ese primer romanticismo ahí metido. La dificultad, sin duda, estriba en ver qué es de una época, qué es de otra y darle una interpretación natural».
«Los cantantes tendemos a hacerlo todo desde una línea verdiana», añade Blasco. «En este caso he querido romper una lanza a favor de la interpretación historicista. No es barroco tampoco, pero sería un error hacerla como el lieder de Schubert», afirma.
Ambiente propio de iglesia
Los ensayos se hicieron en Sevilla con un clave, y el disco fue grabado después en la Iglesia de San María en la Avenida de Burgos de Madrid, ya que Blasco buscaba esa reverberación y ese ambiente propio de iglesia.
De acuerdo con el criterio del compositor, el disco contiene las obras también interpretadas sólo a fortepiano, ya que Bach dejó dicho en su prefacio al cuaderno de Gellert que escribía en primer lugar para intérpretes de instrumentos de tecla, por lo que las canciones «pueden ser tocadas sin un cantante, como piezas para clave o fortepiano solo». Para Mahúgo «no sé sabe hasta qué punto el compositor vio en ello una posibilidad de venta, aunque lo que es cierto es que estos lieder realmente no acompañan, están permanentemente haciendo la voz, cosa que con los de Schubert no pasa». Reconoce que, además, tocar estas canciones sin voz permite ciertas licencias.
Trece canciones cortas, exquisitas y llenas de sentimiento para conocer mejor la obra de Carl Philipp Emanuel Bach. Un lujo que intérpretes españoles se hayan atrevido con ellas y a hacerlo con tanta calidad. El libreto, con todos los textos en alemán, inglés y español, ayuda en el paseo. Disfruten.