Todo está interrelacionado. Nuestra concepción del mundo surge de nuestros primeros años de vida, el resto constituye una carrera casi de fondo para enfrentarnos a ese cúmulo de prejuicios que nos atan y nos devuelven una y otra vez a eso, a la nostalgia, al punto de partida, a nuestras raíces.
Baiuca, proyecto musical del productor gallego Alejandro Guillán, reúne todos estos requisitos de reencuentro y transformación de la nostalgia en arte, mezclando la música tradicional gallega con la electrónica de vanguardia, del techno al house, en lo que algunos se han atrevido a llamar folktrónica, una combinación casi mágica de la que disfrutó el numeroso público congregado hace unos días en la sala principal del madrileño Teatro Lara.
Un espectáculo al más puro estilo gallego que consiguió el ritmo perfecto combinando con maestría pandereta, vieiras y cunchas, flauta, castañuelas gallegas o una sartén con el entresijo de sonidos fruto de los sintetizadores, mesas de mezclas y secuenciadores.
Con un patio de butacas atiborrado: “Sabíamos que os ibais a poner de pie, pero no en la tercera canción”, gritaba emocionado el líder de este proyecto, Baiuca es, además, algo más que música folk electrónica con un toque de nostalgia. Se ha convertido en todo un espectáculo inmersivo con proyección de imágenes que muestran esa Galicia que vive el hoy a través de los ojos del pasado.
Con los pies casi puestos en 2020, Baiuca se encuentra en pleno proceso de lanzamiento. Tras presentar su álbum debut Solpor, en este 2019 acaba de publicar Misturas, que presentará en una extensa gira por algunos de los festivales más importantes de España, Portugal, Reino Unido, Marruecos, Italia o América Latina.
Un cuento de tradición y vanguardia que rescata lo que somos para mantenernos vivos.