En ese proceso es inevitable encontrar algunos discos partidos en varios fragmentos. Sin embargo, eso no significa que sean inservibles. Con mucho cuidado se limpian, se pegan, se “curan” y vuelven a cobrar vida los sonidos rotos.
30 discos «curados»
El paso del tiempo y a su manipulación, hace que este tipo de material se fragmente con mucha facilidad. Para su reconstrucción, se lleva a cabo un proceso artesanal de pegado para su posterior digitalización y subida a la Biblioteca Digital hispánica. Gracias a esta labor de recuperación, se han restablecido ya 30 discos de pizarra fracturados de los más de 21.000 que forman la colección. De esta manera, se rescatan los registros sonoros que albergan en su interior.
Lo primero que se hace en el tratamiento del disco es pegar las diferentes partes en las que está dividido. Para ello, se usa un plato giradiscos que sirve como punto de apoyo para la reparación. Sobre él, se pone un papel de periódico como base, y, encima, se coloca la pieza de pizarra, que sirve de guía para la unión de los fragmentos, con un contrapeso en la parte superior para evitar su movimiento.
La unión de los trozos se realiza con una mezcla especial de dos pegamentos para pizarra. Una vez que se tiene hecha la composición, y antes de que fragüe, se aplica el pegamento de forma homogénea en el filo del disco donde se producirá la unión. Después, se rasga con un cúter el papel de periódico que sobra por el lado del pegamento. Así, la hoja ayuda a la hora de retirar el adhesivo que se haya podido salir de la superficie de soldadura, y, además, se evita que quede fijado en la cara opuesta del disco.
Proceso final
El momento más delicado de la operación es la unión de las dos fracciones. Con mucho cuidado, se juntan los trozos, alineando los surcos del disco en ambos extremos. Cuando ambas piezas están en la situación deseada, se debe mantener la presión durante unos minutos, hasta que el pegamento quede totalmente seco.
Tras este proceso, siempre quedan algunos restos que se deben limpiar antes de comenzar con la digitalización del disco. Con el uso de una lupa, se consigue una mejor visión de los surcos de la pizarra, y, mediante la utilización de una aguja de coser, se retiran aquellos sobrantes de pegamento adheridos a la superficie.
En el momento que el disco está completamente restaurado y libre de restos, se pasa a realizar su digitalización, a través de distintas técnicas informáticas. Una vez finalizado este procedimiento, se hace una limpieza digital del audio que se encuentre en mal estado. Mediante su edición, se restaura el audio, eliminando el ruido y los chasquidos que son ajenos contenido armónico del disco. Gracias a estos arreglos, el usuario podrá oír una versión totalmente renovada de estos registros sonoros.