Un trabajo excepcional cuyo único problema es que vino al mundo a convivir entre la sombra gigantesca que proyectan dos obras inmensas como Innervision (1973) y, sobre todo, Songs in the key of life (1976). Cuesta hacerse ver entre esos dos ochomiles del soul y produce asombro el modo en que despachó un clásico detrás de otro a lo largo de esa década de oro este genio de la armónica, la composición y la interpretación.
Puede que Fulfillingness’ First Finale no tenga ningún hit tan conocido como Superstision, You are the sunshine of my life, Living for the city o Isn’t she lovely, pero ese vinilo guarda en su interior canciones delicadas y hermosas que siempre apetece escuchar y que están entre lo mejor suyo, como Too shy to sayo esta It ain’t no use.