El Lincoln Center es un complejo situado en el Upper West Side, entre las avenidas Columbus y Ámsterdam y las calles 62 y 66, que consta de varios edificios para la representación de artes escénicas y musicales. La parte más conocida es la que da a Columbus avenue, desde donde se accede a la Josie Robertson plaza, en cuyo frente se encuentra el Met; a la derecha, el Avery Fisher Hall, sede de la Filarmónica, y a la izquierda, el David H. Koch Theater, sede del NYC Ballet y la New York City Opera (NYCO). Otros edificios importantes del conjunto son el Vivian Beaumont Theater (teatro y musicales) o la Julliard School. Todo el conjunto ha sido remodelado recientemente en su parte exterior y es muy recomendable visitarlo, al igual que cualquiera de las numerosas actividades artísticas que se celebran en sus salas.
La diversidad de representaciones diarias permite algo impensable en estas latitudes: cambiar el destino programado en el mismo momento de llegar al Lincoln Center, como fue el caso, ya que en vez de asistir a la representación prevista de Carmen en el Met, me decidí por una ópera de Bernstein que se representaba en la NYCO.
Leonard Bernstein (Lawrence, Massachusets, 1918-NY 1990), hijo de padres judíos procedentes de Ucrania, destacó como pianista, director de orquesta (durante muchos años fue director de la Filarmónica de Nueva York) y compositor. Creador de sinfonías y otras piezas, tiene sus obras más representadas dentro de los musicales de Broadway, como West Side Store y On the town (conocida en español como Un día en Nueva York). En el campo de la ópera escribió Trouble in Tahiti (Problema en Tahití), Candide y A quiet place.
A quiet place, con libreto de Stephen Wadsworth, fue estrenada en Houston en 1983 obteniendo ácidas y negativas críticas, lo que hizo que Bernstein hiciera una revisión que se estrenaría en La Scala y, posteriormente, en Washington, Viena y otros lugares de Europa. Estas representaciones constituyen el estreno en Nueva York. En la revisión se incluyeron en el segundo acto partes de Trouble in Tahiti.
Ópera de contrastes
Musicalmente es una ópera de contrastes con diferentes lenguajes musicales, oscilando desde los cercanos a la atonalidad hasta el jazz, pasando por algunas apreciables melodías, utilizando cada uno de estos diversos caracteres musicales para narrar la historia de una pareja americana, Sam y Dinah, con 30 años de matrimonio a sus espaldas y con dos hijos, Dede y Junior, que llevan años viviendo en Canadá alejados de sus padres.
La ópera se inicia en el funeral de Dinah, que ha fallecido en un accidente de automóvil inducido por el alcohol, cuando llegan Dede, Junior y François, el marido de Dede y previamente amante de Junior, que es además un enfermo mental.
La obra describe las turbulentas relaciones entre los miembros de la familia, con representaciones y recuerdos del pasado en el segundo acto, donde aparecen nuevos personajes como Dinah y Sam de joven. Hasta aquí no existe el lugar tranquilo al que alude el título, pero este aparece en un flashback de un sueño de Dinah quien describe que el amor les guiará a un jardín tranquilo. Este recuerdo, y una lectura del diario de Dinah en el que escribió sobre el amor de la familia, hace reflexionar a todos y consigue su reconciliación completa.
La existencia de una relación homosexual y las descripciones de unas muy difíciles relaciones familiares, que parecen dañar la imagen del “sueño americano”, quizás hicieron fracasar el estreno en una ciudad tan conservadora como Houston.
Acertada y clásica
Este estreno en Nueva York se hace con una producción dirigida escénicamente por Christopher Alden, acertada y clásica en los escenarios y con movimientos que facilitan la comprensión de la obra.
De la larga relación de cantantes, destacar a Sara Jakubiak (Dede), joven soprano que está actuando en varios teatros de EE.UU. y que demostró un gran compromiso en el papel. Algo irregular en algún momento en la emisión de la voz, pero destacable como actor, fue Joshua Hopkins (Junior), y correcto, Dominic Armstrong (François). Componiendo los tres el denominado “trio jazz” que hizo las delicias del público.
En el papel de Dinah, la mezzo Patricia Risley exhibió un timbre brillante con aciertos en los graves y se llevó la gran ovación al cantar el aria I was standing in a garden.
Sam fue interpretado por Louis Otey, correcto musicalmente y con acierto en la parte teatral. Del resto, destacar a Judith Christin en el papel de la amiga de la familia (Susie).
La orquesta, bien dirigida por Jayce Ogren, se adecuó a la dificultad de la partitura obteniendo brillantes sonidos y claridad en la matización de los instrumentos.
Nueva York. A quiet place. New York City Opera (NYCO).
17 de noviembre de 2010.