Mortier colaborará con sus «conocimientos y reconocida experiencia» en la proyección internacional y la difusión de actividades de la institución. «Se trata de un puesto de nueva creación por el que se ha firmado un nuevo contrato que sustituye al anterior. Gerard Mortier prestará asesoramiento, pasando de tener una posición ejecutiva a otra asesora, más amplia y menos concreta», ha afirmado Gregorio Marañón.

Por su parte, Joan Matabosch tiene contrato en vigor con el Liceo hasta el 31 de diciembre de este año, por lo que hasta el 1 de enero de 2014 no firmará con el Real. Sin embargo, ambos teatros han llegado a un acuerdo para que pueda atender las necesidades de ambas instituciones durante este tiempo, en el que el Liceo deberá encontrar su relevo. «He estado 15 años en el teatro catalán y no creo que se me pueda acusar de ser un ‘correcaminos’. Creo que en 15 años está el límite de lo que resulta higiénico», afirmaba el nuevo director artístico del Teatro Real.

Preguntas en el aire

El presidente del Patronato ha querido dejar claro que el proceso de selección del nuevo director «se ha realizado con las mejores prácticas, pero de manera interna, no pública». Finalmente, «ahora tenemos este modelo musical pero el 1 de enero el director artístico puede decidir cambiarlo», ha concretado.

Matabosch, por su parte, ha insistido en que su llegada no supone la antítesis de Mortier, sino la continuación de su legado, pero con algunos matices. «Mi llegada tratará de reorientar y matizar» y «también de conservar y potenciar». Durante su intervención ha confirmado que todos los directores y cantantes previstos para esta temporada asistirán tal y como estaba previsto. «Todo el mundo va a venir. El Teatro ya ha hecho sus gestiones y hasta Sylvain Crambelin estará para dirigir Los cuentos de Hoffman».

En cuanto a la temporada 2014-2015, «la idea es que todo aquello que esté suficientemente avanzado continúe» porque «no hay ninguna intención de entrar con un tanque».

Líneas de trabajo

Matabosch ha presentado también las líneas principales en las que centrará su trabajo en la institución musical, que se resumen en una ampliación de repertorio, del abanico de directores de escena y una potenciación del fenómeno vocal.

La ampliación de repertorio se centrará en reunir a más autores poco conocidos. Se trata, según ha explicado, de dar más cabida a obras del siglo XX y no tanto a las ya sobradamente conocidas del XIX.

En cuanto a atraer a nuevos directores escénicos, Matabosch quiere que «traigan al Real puestas en escena más contrastadas pero sin concesiones», que expriman el sentido de la obra, referido no a las indicaciones literales que hizo el autor en el momento, sino al código de interpretación de nuestra época.

En cuanto a la potenciación de las voces, ha hecho referencia a la búsqueda de buenos cantantes que preserven la calidad del Teatro Real. También ha confirmado que se ha abierto un proceso para nombrar a un nuevo director musical.

 

La esencia de la ópera (según Matabosch)

Joan Matabosch. Foto: Javier del Real

Joan Matabosch. Foto: Javier del Real

«A menudo se identifica la ópera como un espectáculo, pero no es ni solo ni intencionalmente un espectáculo, ya que, por encima de todo, es un arte. La diferencia entre el arte y el puro espectáculo es que el arte nos habla de nosotros mismos mientras que un espectáculo es entretenimiento. El arte nos permite sentir y el Teatro Real tiene que fomentarlo y hacerlo posible. Ya lo decía muy bien Pavarotti: ‘Te emocionas porque pones algo de tu parte’, y también Hegel en sus Lecciones sobre la Estética: «El arte pone delante del hombre lo que el hombre es».

«Hay que entender que las obras de arte expresan experiencias humanas y no meras anécdotas. Por eso el arte nos permite contemplar la expresión, por eso estas obras tiene un valor universal y por eso tiene sentido que exista una institución como el Teatro Real».