disfrutar, ya que la ópera se estrenó en La Opéra Comique de París poco antes de su fallecimiento y fue un fracaso, quizás debido a un argumento muy enfrentado al romanticismo reinante en ese momento así como a la falta de idoneidad del lugar elegido para la representación. Ludovic Halévy y Henri Meilhac escribieron el libreto basado en la obra literaria del mismo nombre de Prosper Merimée. En España se estrenó en el Teatre Líric de Barcelona en 1881.
La puesta en escena de Calixto Bieito había sido estrenada en Peralada en el año 1999 y también pudo verse el verano pasado en San Lorenzo de El Escorial. Si en Peralada recuerdo que hubo división de opiniones y en El Escorial fue acogida con naturalidad, ahora, once años después de aquel estreno, se presentaba en un teatro de ópera con algunas ligeras variaciones respecto a la versión original.
La maestría de Bieito
Bieito lleva la acción a un lugar entre Marruecos y Ceuta (conflicto de fronteras), apareciendo en el primer acto un cuartel de la Legión presidido por una bandera nacional, que será arriada y utilizada posteriormente como toalla, si bien evita este tratamiento de la enseña al final del acto como sí se vio en Peralada. En El Escorial se omitió esta escena. Carmen surgiendo de una cabina telefónica presente en el escenario, parque automovilístico con automóviles Mercedes de época, o un toro de Osborne delante del cual lidia desnudo un torero a la luz de la luna, son detalles que no dejan indiferente y causan, sin duda, división de opiniones, pero Bieito demuestra una vez más su maestría en el movimiento escénico de los solistas, del coro y figurantes, dando un realce incontestable al carácter de los personajes.
La escena del paseíllo del acto final si ya tuvo éxito en Peralada y fue comentada muy positivamente a la salida de la representación en El Escorial, en el Liceu emocionó por su brillante interpretación. Discutibles escenarios, memorable movimiento en la escena con gran implicación de los cantantes, nos hace pensar si realmente Carmen es una mujer libre o está atada a los conflictos de la violencia de género.
Bieito cuenta para llevar a cabo su Carmen con Beatriz Uría-Monzón, impecable como intérprete y entregada en el canto, si bien los graves –tan importantes en este papel– aparecen claramente insuficientes. Roberto Alagna (don José), quien ya cantó en Peralada, once años después sigue en plena forma, saltando de techo en techo de los ‘mercedes’, pero mejora en el canto lo que ya fue en aquella ocasión un colosal triunfo. Fabulosa interpretación del aria de la flor y la escena final con Carmen.
Erwin Schrott (Escamillo) comunicó al Teatro indisposición de la voz por un resfriado, lo que se advirtió por la megafonía. En estas ocasiones el público es comprensivo y benevolente, beneficiándose de unos aplausos que difícilmente hubiera obtenido sin el anuncio. Marina Poplavskaya sale tan solo airosa de uno de los papeles (Micaela) de la historia de la ópera más proclive al lucimiento. Destacables las intervenciones de Francisco Vas (Remendado) e Itxaro Mentxaka (Mercedes), cumpliendo Josep Ribot (Zuñiga) y Alex Sanmartí (Morales).
Genial y espléndida actuación en todos sentidos del coro del teatro y buena interpretación de la orquesta, que comienza bien la temporada, dirigidos todos ellos por Marc Piollet, quien adecuó música y voces de forma precisa sin caer en amaneramientos efectistas.
Lulu (13 de noviembre de 2010)
Esta ópera fue ya comentada en dos ocasiones el año pasado (Lulu o la mujer fatal [1] y Lulu en el Teatro Real: pasen y vean [2]) por lo que mi crónica se limita a la representación del día señalado, pudiendo, quien esté interesado, dirigirse a las citadas entradas para conocer más detalles sobre esta obra.
La ópera de Berg no es de las más presentes en el repertorio, pero en un plazo de tan solo un año la hemos podido ver en el Real y el Liceu. Si en el Real se nos presentó una Lulú escénicamente oscura, minimalista y reservada, Olivier Py nos presenta otra en una atmósfera de ciudad, con proliferación de colores de corte expresionista, desarrollando la acción principal en el centro del escenario y presentando diferentes escenas en la parte posterior, que se mueven primero de un lado a otro y luego en sentido contrario, apareciendo escenas tales como una sex shop, unas pompas fúnebres, un cine porno y anuncios de neón que bien pueden recordar a algún barrio de Hamburgo o al barrio rojo de Ámsterdam. Jack ‘el destripador’ aparece como Papá Noel, Schigolch es un payaso y el atleta es un gorila, recreando un aspecto de circo en el que Py cuenta con la genial actuación teatral de los intérpretes.
Con esta puesta en escena se fija más la atención del espectador, que ve repartido el agobio que a alguna persona le puede producir las atonalidades y el dodecafonismo de la partitura con el visual colorido del escenario. En todo caso, constatar que si en Madrid al principio del tercer acto la desbandada fue considerable, en el Liceu permanecían en sus asientos el noventa por ciento de los asistentes.
Patricia Petibon presenta el auge y caída de Lulu con una actuación impresionante en escena, bordando los diferentes caracteres del papel, acentuados por la dirección escénica y un brillo especial en la emisión de la voz que da credibilidad a una Lulu objeto del deseo, pero que acabará siendo víctima de la sociedad.
Al lado de esta memorable actuación, el resto del reparto queda lejos de la Petibon, si bien el tono general de discreción es aceptable. Ashley Holland es como Dr. Schön y Jack ‘el destripador’ un correcto intérprete que tiene algunas dificultades para mantener la tensión requerida; Julia Jon (condesa de Geschwitz), en una aceptable emisión de la voz, alcanza algunos momentos (el Liebstod final) que hacen pensar que es capaz de obtener una más notable prestación. Paul Groves (Alwa) estuvo algo por encima de la calidad media, y Franz Grundherber (Schigolch) suple con su veteranía y conocimientos el paso de los mejores momentos de su voz.
Michael Boder dirigió con mucho oficio una versión que resalta los escasos momentos de lirismo algo melódico que se pueden encontrar en la partitura, con respuesta adecuada de la orquesta que en este inicio de la temporada ofrece unas buenas prestaciones.