Esté donde esté, es una comunidad enferma, decadente, sin esperanza de futuro. Un lugar cualquiera en el mundo donde únicamente un hombre mantiene memoria y esperanza por la llegada de un redentor, de un libertador, de aquel que sea capaz de abrir puertas y ventanas, de aquel que sea capaz de traer brisa y luz, descanso y esperanza a cuerpos y almas.
A ese lugar llega Parsifal, el buen salvaje, sin malicia ni maldad, llega de un pasado y un lugar remoto, desde la ignorancia absoluta, lo ignora todo, hasta su nombre… El contacto con el sufrimiento de la comunidad doliente abren sus ojos al conocimiento. En él se despierta la compasión, dejando atrás la sinrazón de su vida, la inmediatez de sus actos irreflexivos…
¡Curado seas, salvado
y perdonado!
pues ahora yo celebraré
tu oficio.
¡bendito sea tu sufrimiento,
que ha dado a este
loco temeroso
la altísima fuerza
de la compasión,
el poder
del más puro conocimiento
(Parsifal, acto III)
El relato de una de las leyendas del Santo Grial inspiró a Wagner una ópera de significado imperecedero. El genio definió Parsifal obra como “festival escénico sagrado”, máximo exponente de la idea de redención que impregna toda su obra.
Parsifal está siendo representada estos días con gran éxito en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, donde se ha celebrado esta temporada la representación número cien de esta obra.
Interpretes: Klaus Florian Vogt (Parsifal), Anja Kampe (Kundry), Hans-Peter Köning (Gurnemanz), Alan Held (Amfortas) y Ante Jerkunica (Titurel).
Interpretes 2º reparto; días 25 de febrero, 2 y 10 de marzo: Christopher Ventris, (Parsifal), Evelyn Herlitzius (Kundry), Eric Halfvarson (Gurnemanz), Boaz Daniel (Amfortas) y John Wegner.
Coro y Orquesta Sinfónica del Gran Teatro del Liceu. Director del coro: José Luis Basso. Director de la Orquesta: Michael Boder.
Producción: Gran Teatro del Liceu y Ópera de Zúrich. Director de escena: Claus Guth. Escena y vestuario: Christian Schimidt. Luces: Jürgen Hoffmann. Vídeo: Andi A. Müller.