«Decidimos grabar a Tosti un poco por capricho, quizás porque tuve la suerte de estudiar con cuatro profesores que coincidían en que los cantantes, al interpretar grandes obras, se separan de la música que enseña a cantar, de este tipo de obras que en el fondo son con las que el público más disfruta», explica Francisco Corujo.

Y en efecto, Francesco Paolo Tosti (Ortona, 1846) ha pasado a la historia principalmente por su labor como cantante y autor de canciones. A pesar de haber vivido la época del gran Verdi, nunca sucumbió a la ópera y jamás abordó grandes formas. Así, su poder quedó concentrado en composiciones más pequeñas, de carácter lírico, de gran expresividad y con grandes posibilidades para lucir técnica y encanto vocal. A esas canciones se remiten en este disco Francisco Corujo y Ángel Cabrera.

Una versión personal

«Nos conocimos en la Escuela Reina Sofía y allí empezamos a trabajar este repertorio por lo que conocimos algunas de las canciones. Fue una suerte poder profundizar en ellas y que Mario Martínez nos diera toda las facilidades para grabarlas», afirma Cabrera. Para él, el acompañamiento escrito para piano está bastante acabado. «No es necesario nada más. Dentro de este minimalismo se asemeja a algunas canciones de Schumann o de Schubert. Estamos ante un compositor muy influido por su folclore, pero a la vez nosotros intentamos hacer nuestra versión personal», añade.

Grabado como una tona de ambiente, quisieron que el disco reflejara lo que se hace en directo, que en él no hubiera ese contraste que se establece a veces entre el concierto y la grabación. «No queríamos que nuestra forma de hacer, la frescura y la improvisación se perdiera en la frialdad de un estudio. Lo hicimos así para conseguir ese efecto».

En cuanto a las dificultades vocales, dice Corujo que «hay canciones que tienen más dificultades que otras, pero no estamos ante ninguna que tenga una dificultad extrema. Algunas no son difíciles desde la parte musical, pero sí desde la interpretativa». Referentes en cuanto a la forma de abordar estas obras: «La grabación de Kraus, la de Bergonzi, la de Pavarotti y sobre todo la de Di Stefano».

Un sello diferente

PlayClassics nace como sello alternativo a grandes discográficas que fuerzan a los artistas a costear la factura del estudio, a grabar en exclusiva obras del catálogo o a firmar contratos no remunerados. Se alimenta de las donaciones y así vuelve a poner el foco en el artista y en el oyente liberando la música de ataduras legares, financieras y tecnológicas, ya que ofrece al usuario la posibilidad de usar su catálogo sin ningún tipo de barrera legal o económica a través de accesos gratuitos.

Además, la filosofía del sello es dejar elegir a los artistas su repertorio. «Decidí que era fundamental dejarles escoger. Lo único que decido es trabajar con los mejores y en las mejores condiciones de calidad. El sello se financia mediante donaciones y por eso puede desligarse de ese criterio de grabar en búsqueda de las ventas que siguen otras discográficas», dice su fundador, Mario Martínez.

El pianista Ángel Cabrera publicará cuatro o cinco discos más con el sello, entre ellos uno dedicado a Debussy y otro con canciones de Chopin. El pianista Luis Grané también sacará la Suite Iberia completa con PlayClassics.