Es innegable el mutuo deslumbramiento de la pareja que, en aquel momento de efervescencia cultural, se mira a sí misma, el uno al otro, a Europa y a Brasil. Este entrecruzamiento de miradas, esta influencia recíproca, dará como resultado la parte más importante de la producción de ambos, sobre todo en el período que va de 1923 a 1925. Años más tarde, en 1950, Tarsila reconocería la importancia fundamental de esta etapa: “[…] volví a París y el año de 1923 fue el más importante de mi carrera artística”. En la poesía de Oswald se percibe la marca visual de Tarsila, así como en la pintura de Tarsila la inconfundible presencia poética de Oswald. Juntos concebirán una suerte de revolución a cuatro manos.
Jorge Schwartz. Tarsila y Oswald en la sabia pereza solar. Catálogo de la exposición Tarsila do Amaral.
Santiago de Compostela. Fundación Caixa Galicia [1].
Del 15 de mayo hasta el 31 de julio.