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El infante que cayó del Alcázar de Segovia

Debido a los trabajos de restauración era necesario abrir la tapa del sepulcro para restaurarla, momento en el que se encontró este cofre de pequeño tamaño encajado en un hueco abierto en su base.

Dentro del mismo se ha descubierto, enrollados, una blusa presumiblemente de seda con botones de tela, un faldón de mayor tamaño y un cinturón de tela del mismo color, que hecha un rulo, guardaba tres huesos. Lo que sí se puede asegurar es que este hallazgo corresponde a la figura histórica de Don Pedro, que falleció trágicamente tras precipitarse al vacío desde una de las ventanas del Alcázar de Segovia.

Por el tamaño de las telas y huesos parece deducirse que el infante debía ser un niño más pequeño de lo que se pensaba hasta ahora. Sobre este aspecto y con el objetivo de analizar los restos biológicos hallados se ha encargado su estudio a una antropóloga. En cuanto a las telas encontradas serán restauradas en Simancas.

La historia de este niño es muy popular en Segovia y entre las personas que visitan la ciudad. La leyenda dice que murió tras precipitarse al vacío desde una de las ventana del Alcázar mientras su aya cuidaba de él, quien se lanzó al precipicio después.

Seguramente, debido a que la efigie del niño yacente que se esculpe sobre la tapa representa visualmente a un niño de alrededor de 12 años, se ha mantenido que esta edad era la que tenía el infante en el momento de su muerte. Los restos descubiertos, en una primera aproximación, apuntarían a que se trataría más bien de un niño muy pequeño.

Cronología

La muerte del infante se fecha el 22 de julio del 1366. Para contextualizar, Enrique II hizo del Alcázar de Segovia su residencia aunque permanecía habitualmente fuera de la fortaleza debido a la guerra que desde hacía años le enfrentaba a su hermano Pedro I por el poder en Castilla.

Tras la muerte de su hijo, Enrique II expide un privilegio real desde Burgos para levantar un sepulcro en su honor. La guerra finaliza en 1369 con la victoria de Enrique II, apodado «el Fraticida», que instaura la dinastía de los Trastámara.

El sepulcro se levanta por expreso deseo suyo en el centro del coro de la antigua catedral dejando escrito en este privilegio que debería estar iluminado por dos hacheros día y noche y custodiado por “dos porteros de confianza del cabildo para siempre”.

Tras la Guerra de las Comunidades que acontece entre el 1520-1522 y que enfrenta a comuneros contra realistas liderados por Carlos I, la antigua catedral que se situaba frente al Alcázar queda dañada y se decide construir una nueva en el lugar actual.

El jueves 25 de agosto de 1558, con los trabajos de construcción de la nueva catedral ya avanzados, se realiza en solemne procesión desde el lugar que ocupaba el antiguo templo para el traslado de los restos de Don Pedro guardados en el cofre descubierto y, en otras cajas, los restos de María del Salto, canónigos y obispos. Todo esto se recoge en el libro Historia de la Insigne Ciudad de Segovia y Compendio de las Historias de Castilla del sacerdote e historiador segoviano Diego de Colmenares.

El cofre con los restos del Infante es sepultado en un nuevo sepulcro de estilo renacentista en la capilla de Santa Catalina, bajo de la torre, rodeado de una reja en cuyo friso se puede leer: “AQVÍ IAZE EL INFANTE DON PEDRO FIJO DEL SEÑOR REI DON ENRIQUE SEGUNDO -ERA-1404- AN 1366”.