Ambos textos son las únicas versiones en códice de esta obra del religioso y poeta místico del Renacimiento, considerada una de las piezas maestras de la poesía española.
San Juan de la Cruz (Fontiveros, Ávila, 1542–Úbeda, Jaén, 1591) compuso Cántico durante su encarcelamiento, entre 1577 y 1578, en el monasterio carmelita de Toledo por promover junto a Santa Teresa de Jesús la reforma de esta orden. Al no disponer de medios para escribir en su cautiverio, memorizó las treinta primeras estrofas, que después completó con los Comentarios a las canciones en Baeza y Granada.
El texto que se conserva en el Convento de las Carmelitas Descalzas de Sanlúcar de Barrameda, conocido como Cántico A o Códice de Barrameda, es la primera de las dos versiones manuscritas y sirve de modelo a las ediciones del siglo XVII. El Cántico B, custodiado en el Convento de las Carmelitas Descalzas de Jaén, sirve de complemento al anterior.
Desorden vital
Según los especialistas en la obra de San Juan de la Cruz, el primero presenta el desorden vital de la experiencia, mientras que el segundo persigue el rigor sistemático de la docencia, propósito fundamental en los escritos del autor.
El manuscrito de Sanlúcar de Barrameda data de 1584 y presenta numerosas notas autógrafas, lo que le confiere una singular relevancia. Se sabe que, una vez finalizada la copia, San Juan de la Cruz la revisó e introdujo enmiendas y mejoras, por lo que lo llama «borrador» en la primera página del libro.
Compuesto por 39 canciones en estrofas de cinco versos, la obra copia íntegramente el texto del primitivo de Cántico y la serie de poesías compuestas por San Juan de la Cruz. En muchos estudios se reconoce como el testimonio más autorizado y enlace imprescindible con el texto denominado «limpio» o Cántico B.
Exquisito trabajo
Aunque no se ha podido identificar al copista, las particularidades de la escritura apuntan a la zona oriental de Andalucía, sobre todo a la granadina. La cuidada presentación del códice, la disposición del texto y su ejecución caligráfica, con cantidad y variedad de adornos, son el resultado del exquisito trabajo de un experto amanuense y constituye una muestra destacada de la mejor letra humanística, en cursiva y redondilla, del Siglo de Oro. También destaca su encuadernación, de finales del siglo XVIII, aunque actualmente está exenta del manuscrito porque en los años noventa tuvo que sustituirse ante los problemas de conservación.
[1]Por su parte, el manuscrito de Jaén está considerado la versión ampliada y definitiva del Cántico, al que se han incorporado las enmiendas y correcciones autógrafas de su autor. Se desconoce el copista y aunque su cronología es incierta, se fecha entre finales del siglo XVI y principios del XVII. Está escrito en letra humanística cursiva de gran elegancia y esbeltez, ajustada a las ligaduras y nexos de la itálica.
El códice presenta una encuadernación (sin datos sobre la fecha de realización) en terciopelo rojo con cierres de plata y se guarda dentro de un estuche de plata repujada y cincelada, a su vez incluido en otro de roble con cantoneras y cierres también de argenta.